Principios del Aprender
Primera Parte, Capítulo 12
10 de octubre de 1971
Interlocutor: ¿Uno es siempre egocéntrico, señor? Ésta es una pregunta que encuentro difícil de contestar por mí mismo.
Krishnamurti: Aquí estamos, en un bello distrito rural, viviendo en una pequeña comunidad donde la relación tiene enorme importancia. ¿Podemos vivir aquí con esa cualidad de la mente y del sentimiento que no sea totalmente egocéntrica? Entonces, cuando dejemos este lugar ‑como deberemos hacerlo- quizá seamos capaces de vivir en el mundo a un nivel diferente, con un sentimiento y un afecto diferentes, con una acción diferente. Y no sólo de manera ocasional, sino con un sentido más profundo en significación y valor, y con un sentimiento de lo sagrado. Pienso que uno ha de estar libre de temor, o ha de comprender qué es el temor. La mayoría de nosotros estamos temerosos de algo, ¿no es así? ¿Usted sabe qué es lo que teme?
Interlocutor: No por el momento.
Krishnamurti: De acuerdo, porque está sentado aquí, a salvo. Pero en general, ¿qué es lo que uno teme? ¿Sabe usted de qué tiene miedo?
Interlocutor: De lo desconocido.
Krishnamurti: ¿Lo desconocido? ¿Qué es lo que quiere significar por «lo desconocido»? ¿El mañana? ¿Qué es lo que va a sucederle, cómo será el mundo cuando usted crezca y tenga que enfrentarse a todo el ruido, la confusión y el absurdo de ese mundo? ¿Es eso lo que teme?
Interlocutor: Bueno, eso es lo que quiero significar con lo desconocido.
Krishnamurti: ¿Y cómo se librará de ese temor de modo que pueda enfrentarse al mundo sin ceguera, sin aislamiento, sin una reacción neurótica a lo que el mundo es? ¿Cómo encarará eso? Si le teme no puede afrontarlo, ¿verdad? ¡Discútalo conmigo! Si tiene cualquier clase de creencia acerca del modo en que debe comportarse en el mundo, en ese mundo que es tan caótico, al que uno teme tanto, si usted ya ha establecido un patrón de conducta con ese fin, ¿no contribuirá esa idea, esa conclusión a que ello resulte mucho más difícil?
Sophia, Laurence ‑¿saben ustedes de qué tienen miedo? ¿Temen a su padres? ¿Tienen miedo de no ser como los otros ‑que llevan el pelo largo, que fuman, que beben, que se divierten? ¿Tienen miedo de ser un poco excéntricos, chiflados, diferentes? ¿Temen ser únicos, temen quedarse solos? ¿Tienen miedo de lo que la gente pueda decir? ¿Miedo de no lograr una vida provechosa en el sentido de no tener dinero, bienes, una casa, un marido o una esposa, etc.? ¿Es eso lo que temen? Siento que si no fumo, eso es socialmente raro y no puedo encajar ahí; por lo tanto, debo forzarme a fumar y a hacer las cosas que ellos hacen; estoy un poco atemorizado de no llegar a amoldarme. ¿Es eso lo que temen: no amoldarse, no imitar, no encajar en el patrón, ser integras? ¿De qué tienen miedo, pues? ¿Y durante la vida entera van a llevar encima toda clase de temores?
¿Saben ustedes lo que hace el temor? Los torna agresivos, violentos. O hace que se aparten y se vuelvan ligeramente neuróticos, excéntricos, peculiares; que vivan ciegos con respecto a sí mismos, resistiendo cualquier clase de relación con alguien, edificando un muro en torno de sí mismos, mientras prosigue todo el tiempo este machacante temor. De modo que si no resuelven estos temores ahora, cuando son jóvenes, lozanos, cuando tienen abundante vitalidad y energía, más tarde no podrán hacerlo, ello se volverá mucho más difícil.
Por lo tanto, ¿no deberíamos considerar qué son nuestros temores y ver si podemos librarnos de ellos ahora, mientras estamos protegidos, mientras estamos aquí donde nos sentimos en el hogar, donde unos y otros nos encontramos todo el tiempo? ¿Podemos discutir eso?
Interlocutor: Sí.
Krishnamurti: ¿Cómo investigan ustedes el problema del temor? Por ejemplo, usted teme a lo desconocido, siendo lo desconocido el mañana, el tener que enfrentarse al mundo que es tan caótico, demente, vulgar y violento. No pudiendo afrontarlo, tiene usted miedo del futuro. ¿Qué idea tiene de cómo será el futuro? ¿Y por qué le teme?
Interlocutor: ¿No proyectamos dentro del futuro una imagen de nosotros mismos? Y entonces tenemos miedo de no poder vivir a la altura de esa imagen.
Krishnamurti: Usted tiene una imagen de sí mismo, y si no puede vivir de acuerdo con esa imagen, está atemorizado. Ese es uno de los temores, ¿verdad? El acaba de decir que teme a lo desconocido ‑lo desconocido que es el mañana, el mundo, su posición en el mundo, lo que va a sucederle en el futuro, si va a llegar a ser un hombre de negocios o un jardinero. ¿Cómo encararán eso ustedes? ¿Cómo habrán de comprender el temor a lo desconocido? Porque si van a estar atemorizados ahora, cuando vayan envejeciendo eso irá de mal en peor, ¿no es así?
¿Por qué piensan en el futuro? ¿Por qué miran el futuro en términos de lo que son ahora? Ustedes son jóvenes, tienen quince años, diecisiete, los que sean, ¿y cómo saben lo que van a ser dentro de veinte años? ¿El temor existe porque tienen una imagen de sí mismos o ‑del mundo tal como será dentro de veinte años?
Interlocutor: Hemos sido condicionados pata tener una imagen así.
Krishnamurti: Quién los condiciona? ¿La sociedad, la cultura?
Interlocutor: Todo el medio en que vivimos.
Krishnamurti: Y bien, ¿por qué se someten a eso?
Interlocutor: Es otra vez el temor.
Krishnamurti: Y eso, ¿qué significa? Investíguelo. Usted siente que tiene que amoldarse y no quiere amoldarse. Dice: «No quiero amoldarme» y, sin embargo, se está amoldando. Usted tiene la imagen de sí mismo creada por la cultura en que vive, y dice: «Esa imagen debe ajustarse al patrón». Pero puede que ella no se ajuste, y usted está atemorizado. ¿Es así? ¿Por qué tiene una imagen de sí mismo o del mundo? El mundo es cruel, brutal, duro, violento, está lleno de competencia y odio; todos tratan de obtener un empleo, luchan, luchan, luchan. Eso es un hecho, ¿verdad? ¿Por qué tiene una imagen de eso? ¿Por qué no dice: «Eso es un hecho»? El sol brilla; eso es un hecho. O es un día nublado; eso es un hecho. Usted no combate el hecho. Éste es lo que es. ¿Quiere usted encajar dentro de eso? ¿Quiere aceptar el mundo tal como es?
Interlocutor: Bueno, uno no quiere.
Krishnamurti: Primero véalo, simplemente observe. El mundo es así, ¿verdad? El mundo ha creado la cultura en que usted ha nacido. Esa cultura lo ha condicionado, y esa cultura dice: tú debes ajustarte; lo mismo si se trata de un trasfondo comunista o católico o hindú. Y ahora ustedes están aquí para que se les eduque, no meramente con libros, sino para que puedan comprenderse profundamente a sí mismos. Por lo tanto, deben preguntarse si desean encajar en todo eso. ¿Quieren ajustarse al patrón para el cual la cultura los ha condicionado, quieren encajar en eso?
Interlocutor: Es obvio que no.
Krishnamurti: No diga: «Es obvio que no».
Interlocutor: Creo que la mayoría de las personas se ajustan.
Krishnamurti: Usted ‑deje afuera a los otros.
Interlocutor: Nosotros no queremos.
Krishnamurti: No diga: «La mayoría de las personas se ajustan»; ellos ni siquiera piensan al respecto. Simplemente, corren con los demás. Aquí nosotros pensamos en eso, lo miramos, lo cuestionamos. ¿Sabe lo que significa no amoldarse a algo? Significa ir contra toda la estructura de la sociedad. Moralmente, en los negocios, en la religión usted se opone a la totalidad de la cultura; y eso significa que tiene que quedarse solo. Usted puede morirse de hambre, puede carecer de empleo, puede no tener dinero ‑ tiene que quedarse solo. ¿Puede hacerlo? ¿Quiere hacerlo? No lo sabe, ¿verdad? ‑ usted puede o no puede.
Ése es uno de nuestros temores, ¿no es así? Uno de los grandes temores de nuestra vida tiene relación con el hecho de amoldarse. Si usted se amolda, entonces se vuelve como los demás ‑y eso es más fácil, más cómodo. Pero si no se amolda, entonces el mundo entero está contra usted. Y esto es algo muy serio, a menos que usted, tenga la inteligencia de soportar al mundo; de otro modo será destruido. Si tiene miedo, no puede tener esa inteligencia. O es probable que se case y su mujer querrá amoldarse y usted no. ¡Entonces está atascado! Tiene hijos antes aun de que sepa dónde está, y eso es mucho peor ‑ porque entonces tiene que ganar dinero para sostener a los hijos.
Interlocutor: Y entonces uno está otra vez de vuelta en lo mismo.
Krishnamurti: Entonces está preso en una trampa. De ahora en adelante, pues, tiene que mirar a la totalidad del problema, investigarlo, comprenderlo. No diga simplemente: «Tengo miedo». Usted ve que la cultura en que hemos nacido nos obliga a amoldarnos, ¿no es así? Hace que usted se amolde y le hace sentirse envidioso por no ser como algún otro.
De modo que el amoldamiento y la comparación lo tornan temeroso ‑¿entiende? En el hogar, en la escuela, en el colegio, y cuando están afuera en el mundo, la vida se basa sobre eso. Por consiguiente, si usted tiene miedo, está atrapado para siempre. Pero puede decir: «No tendré miedo, vamos a examinarlo, vamos a investigar cómo se puede vivir en el mundo que exige aceptación, comparación y amoldamiento». ¿Cómo puede usted vivir en este mundo sin experimentar temor, sin amoldarse, sin estar siempre comparándose a sí mismo con alguien? Si sabe cómo vivir de ese modo, entonces nunca tendrá miedo. ¿Comprende?
Empiece aquí, no espere a tener cincuenta años. Empiece aquí, ahora, cuando es muy joven, para descubrir cómo vivir una vida realmente inteligente en la que no haya imitación, comparación y amoldamiento, una vida sin temor. Mientras ustedes son jóvenes, sus células cerebrales tienen una actividad mucho mayor, son mucho más flexibles, más inquisitivas. Más tarde, cuando sean más viejas, estarán condicionados, tendrán una familia, una casa: «Yo no puedo pensar en nada excepto en los negocios, es peligroso pensar más». Bien, ¿cómo vivirá usted una vida en la que no compare ni se amolde porque no tiene miedo? ¿Qué significa eso? El miedo es engendrado, alimentado, cuando usted tiene una imagen de sí mismo; y esa imagen la tiene para amoldarse. Usted, esa imagen, necesita del amoldamiento. Ahora tenemos que examinar muy cuidadosamente qué es el amoldamiento. ¿Qué entiende por amoldarse? Usted lleva el pelo largo; ¿lo hace porque otros muchachos y chicas y gente mayor llevan el pelo largo? Todos los cantantes pop llevan el pelo largo ‑¿han visto sus caras? ¿Quieren ser como eso? ¿Considera que llevar el pelo largo y sucio ‑como usted lo lleva- es amoldarse? ¿Lo hace porque otros lo hacen?
Interlocutor: Si usted lleva el pelo corto también se esta amoldando.
Krishnamurti: ¿Se amolda usted? Usted lleva el pelo largo; ¿se está amoldando, usa sandalias porque otros las usan? ‑caminando por Piccadilly o por la Quinta Avenida con los pies descalzos. ¿Usted también anda por ahí con los pies descalzos?
Interlocutor: Generalmente pienso que ése es el condicionamiento en que usted está viviendo.
Krishnamurti: Lo que significa: ¿Reacciona usted contra el pelo corto? Le diré por qué llevo el pelo corto. He tenido el pelo hasta mi cintura, mucho más largo que cualquiera de ustedes aquí. Y cuando por primera vez vine a Inglaterra y fui a la escuela, acostumbraban decirme: «¡Córtate el pelo!» Dedique su mente a investigar por qué usa el pelo largo. ¿Lo hace porque otros lo hacen o porque le gusta?
Interlocutor: Me gusta.
Krishnamurti: ¿Qué significa eso? ¿Le gusta usarlo así porque va a economizar dinero de peluquería? (Risas) Tiene que conservarlo limpio, bien peinado, de otro modo resulta feo. ¿Lo hace porque le gusta? Esa es una buena razón, ¿no es así? Eso significa que usted no se está amoldando, porque mañana la moda será llevar el pelo corto ‑¿todos ustedes llevarán entonces el pelo corto? ¿De modo que lo hace porque quiere hacerlo, con independencia de lo que hagan otros?
Interlocutor: ¿No es lo mismo con la ropa?
Krishnamurti: ¿Se ponen ustedes estas ropas extrañas porque otros lo hacen?
Interlocutor: Todos los muchachos se interesan por su apariencia, en mayor o menor grado.
Krishnamurti: Correcto. ¿Usted piensa que esto da una buena apariencia, que resultan agradables cuando visten ropas sucias?
Interlocutor: Podría ser que es usted el que siente eso.
Krishnamurti: ¿Lo hace porque le gusta o porque desea amoldarse?
Interlocutor: No necesariamente porque uno desea amoldarse.
Krishnamurti: ¡Investigue! No diga: «No necesariamente».
Interlocutor: Pienso que todo es en asunto de agrado y desagrado.
Krishnamurti: Yo pregunto: los cantantes pop usan pantalones rojos y camisas amarillas ‑ustedes los han visto. Ellos dicen: «Me gustan estas ropas, me favorecen», ¿es por eso que ustedes lo hacen? Así que el pelo, las ropas, el modo en que piensan, en que sienten, ¿es porque los demás sienten de ese modo? Los demás son franceses, alemanes, judíos, hindúes, budistas, católicos ‑y ustedes se vuelven lo uno o lo otro porque es lo más cómodo. ¿Es por eso que siguen algo? O dicen: ¿«No, eso es todo falso, no seré como eso»?
Así que primero investiguen por qué llevan el pelo largo y usan ropas como éstas, ya sean ustedes americanos, franceses o alemanes, de modo tal que comiencen a ejercitar la propia mente. Vean, mientras son ustedes jóvenes, si no son revolucionarios entonces ‑no quiero decir tirando bombas, lo cual no es revolución en absoluto- si no son inquisitivos, si no cuestionan, si no dudan, si no se miran a sí mismos averiguando qué es lo que piensan, investigando el campo total del propio ser, más tarde ello se les hará mucho más difícil.
Interlocutor: Pienso que el punto principal en todo esto es el temor. Por ejemplo, digamos que yo llevo el pelo largo; si me corto el pelo es porque sé que todo andará más fácilmente y no habrá ningún problema. Yo siento que la mayoría de las cosas las hago por seguridad, por comodidad.
Krishnamurti: Comprendo. De modo que usted tiene miedo -¿por qué?
Interlocutor: Miedo de no encajar en el patrón corriente.
Krishnamurti: Entonces, ¿qué hará? ¿Vivirá con ese miedo? ¿Por qué debe usted encajar en el patrón?
Interlocutor: Si uno quiere permanecer aquí es mejor hacerlo así.
Krishnamurti: Usted dice que si quiere conservarse vivo, debe encajar en el patrón. ¿Y quiere usted vivir de este modo ‑combates, riñas, odio, envidia, luchas, guerras?
Interlocutor: No.
Krishnamurti: Como dijimos el otro día, ser de veras educado significa no amoldarse, no imitar, no hacer lo que están haciendo millones y millones. Si usted tiene ganas de hacer eso, hágalo. Pero esté despierto a lo que hace ‑reyertas, odio, antagonismo, divisiones entre la gente que impiden toda forma de verdadera relación, guerras- vea si quiere realmente vivir de ese modo. En tal caso estará usted invitando toda la confusión que lo rodea, usted es parte de eso, y entonces no hay problema. Pero si dice: «No quiero vivir de ese modo», entonces tiene que descubrir cómo vivir de una manera diferente. Y eso requiere inteligencia. Amoldarse no requiere inteligencia, requiere astucia.
Este es el mundo, y usted está aquí para que se le eduque en todos los aspectos de la vida, tanto interna como externamente. Eso significa, en lo interno, no tener temores. No tener temores significa que uno debe descubrir el modo de vivir sin temor y, por lo tanto, usted tiene que investigar qué es el temor. Indagando en la naturaleza del temor, su mente se torna inteligente; esa inteligencia le mostrará entonces cómo vivir cuerdamente en este mundo.
El miedo es uno de los mayores problemas en el mundo, probablemente el problema mayor. Por lo tanto, usted tiene que enfrentarse a esta cosa, tiene que comprenderla completamente y estar libre de ella.
Usted dijo: «Tengo miedo de lo desconocido, del mañana, del futuro». ¿Por qué piensa en absoluto sobre el mañana? ¿Es eso un signo saludable? Usted es joven, está lleno de la extraña belleza de este lugar, es curioso con respecto a los pájaros, al vivir -¿por qué se preocupa del mañana? ¿Es porque su madre, su padre, los vecinos ya están preguntando qué irá a suceder con usted mañana? Ellos son personas que están atemorizadas -¿por qué cae usted en esa trampa? El mundo se está poblando más y más -¿sabe qué es lo que eso significa? En la India, creo, nacen cada año doce o trece millones de nuevos bebés. Y en China muchos más. El mundo se llena de más y más gente, y esas personas necesitan empleos, todos quieren tener hogares, hijos, posición, prestigio, poder, dinero. Cuanto más mira usted eso, más temeroso se vuelve y dice: «¿Qué es lo que irá a sucederme?» ¿Cómo sabe ahora lo que hará o lo que será dentro de veinte años? ¿Usted ve lo que está haciendo? Mientras es joven, viva, disfrute, no piense en el futuro. Si ahora vive sin miedo, entonces cuando crezca será lo mismo, vivirá así ‑no importa lo que haga, sea usted un jardinero, un cocinero, lo que fuere, ello será algo afortunado para usted. Pero si dice: «Dios mío, ¿cómo encajaré en este mundo, cómo me las arreglaré cuando tenga treinta años?», entonces se está destruyendo a sí mismo.
Vea, cada generación se amolda más o menos a la generación pasada y, por consiguiente, ninguna generación es jamás una nueva generación. Lo que aquí tratamos de hacer es crear una generación nueva. Que puedan haber cuarenta personas ‑eso es suficiente que no teman, que no se amolden, que tengan la inteligencia de descubrir qué hacer cuando crezcan, esa inteligencia les dirá qué hay que hacer. Pero si tienen miedo, de ahora en adelante estarán atrapados.
¿Temen ustedes quedarse solos? ¿Saben lo que quiero decir con eso? ¿Usted teme, Raquel? ¿Teme estar sola? ‑ no en la oscuridad. Estar solo significa no tener compañeros, no depender de la gente, de sus halagos, de sus estímulos, de su decir: «Usted es maravilloso». ¿Depende usted de alguien? Es obvio que dependemos del lechero, del alimento, de quien lo cocina ‑en ese sentido dependemos. Pero emocionalmente, ¿dependemos de alguien? ¡Investíguenlo! Mírenlo. ¿El amor exige dependencia? «Yo te amo» -¿significa eso que yo dependo de usted? ¿O que usted depende de mí emocionalmente? Puede que yo sea el que gana el dinero, ésa es una clase diferente de dependencia. Pero psicológicamente, internamente, en nuestros sentimientos, cuando decimos «Yo amo», ¿significa eso que yo dependo de usted, que sin usted yo estaría perdido? ¿Es el amor una cuestión de simpatías y antipatías? Esa es una forma de dependencia -¿comprende eso? ¿Ve la diferencia entre la simpatía por alguien y el amor, entre el amor y el placer? Gustar de alguien es una forma de placer, ¿no es así?
Interlocutor: Si yo digo: “Tú me gustas”, eso significa que tengo preferencia, pero si no prefiero, entonces todo está muy bien.
Krishnamurti: ¡Mire! Yo estoy diciendo: ¿depende usted psicológicamente de alguien? Si depende, en eso hay temor, ¿verdad? Porque si algo le sucede a usted, yo estoy atemorizado. Me pongo celoso si usted mira a algún otro. Eso significa que yo he tomado posesión de usted, ¿correcto? Si dependo de alguien debo estar seguro de que lo poseo en todas las formas, de otro modo estoy perdido. Por lo tanto, tengo miedo, y entonces me vuelvo más y más dependiente, más y más celoso. ¿Depende usted, pues, de alguien? Y toda esta dependencia es generalmente llamada amor, ¿no es así?
Interlocutor: La dependencia es un temor de estar sin nada.
Krishnamurti: Investigue, no esté simplemente de acuerdo, descubra si depende de alguien. Y luego investigue por qué depende y vea cuáles son las implicaciones de esa dependencia ‑miedo, soledad, carencia de bienestar. Si usted no depende de la gente, entonces no tiene miedo, ¿verdad? Entonces no le importa quedarse solo. Usted está solo no a causa del temor; en el momento en que está interiormente solo, usted es mucho más honesto, mucho más firme, nadie puede corromperlo, no existe el problema de ser lastimado. Averigüe, entonces, si depende de la gente. Y no sólo de la gente: de la bebida, del tabaco, del parloteo, del hablar interminablemente sobre naderías.
Interlocutor: De nuestros padres sí dependemos, ¿no es cierto?
Krishnamurti: Dependemos de nuestros padres porque nos han traído al mundo; ellos se sienten responsables y nosotros dependemos de ellos porque nos dan dinero para que se nos eduque. Esa es una clase diferente de dependencia.
Interlocutor: Esa es una dependencia necesaria.
Krishnamurti: Es necesaria. Yo dependo del cartero. Cuando viajo en el tren dependo del maquinista.
Interlocutor: ¿Está uno dependiendo si piensa incesantemente en un objeto o persona?
Krishnamurti: Sí, evidentemente.
Interlocutor: A mí me parece que una de las cosas principales es que esta sociedad depende de su arte, el que se vuelve parte de toda forma de autoexpresión, y el arte llega a ser increíblemente importante.
Krishnamurti: «Autoexpresión» -¿qué significa eso? «Yo debo expresarme a mí mismo», «Debo ser yo mismo». Mírelo con cuidado. «Yo» debo expresarme a mí mismo. «Yo» debo ser yo mismo. «Yo» debo encontrar mi identidad ‑el mí mismo. Usted conoce todas las frases. Ahora bien, ¿qué significa eso: «Yo debo ser yo mismo»? ¿Es el «yo» el temor, el «yo» que es envidioso, el «yo» que dice: «Tengo mucho miedo del futuro, ¿qué irá a sucederme?» ¿El «yo» que dice: «Esa es mi casa, éste es mi libro, éste es mi esposo, mi novio»? Ese es el «yo», ¿verdad? Y ese «yo» dice: «Yo debo expresarme a mí mismo» -¡qué tonto suena eso! ¿No?
Interlocutor: ¿No es creatividad la expresión?
Krishnamurti: Investíguelo. ¿Es creatividad la expresión? Pintar un cuadro, escribir un poema, hacer un tiesto ‑¿es eso creatividad? No digo que lo sea o no lo sea.
Interlocutor: Eso da origen a algo que antes no estaba ahí.
Krishnamurti: Producir algo que antes no estaba ahí implica ser creativo, ¿es eso?
Interlocutor: Eso no es lo que usted quiere significar.
Krishnamurti: No lo sé. La gente dice que la expresión es creatividad. Siga esto paso a paso ‑la expresión de uno mismo es creativa. El uno mismo: ¿qué es ese «uno mismo»?
Interlocutor: Esa clase de creatividad es limitada.
Krishnamurti: Observe estas palabras: «Yo me expreso a mí mismo y, por lo tanto, soy creativo». ¿Qué significa eso?
Interlocutor: Puede ser una especie de terapia, el hacer eso.
Krishnamurti: ¿Usted dice que, mediante el expresarse a sí mismo, se volverá saludable, cuerdo? Escuche: «La expresión de mí mismo es creativa». Reflexione sobre eso.
Interlocutor: Supongo que se trata de una mera identificación con uno mismo.
Krishnamurti: Simplemente mire. ¿Qué es el «yo»? Investigue, no acepte estos términos: «Yo me expreso a mí mismo». ¿Qué significa eso? ¿Quién es el «yo»? Mi pelo largo, mi pelo corto, mi enojo, mis celos, mis recuerdos, mis placeres, mi desagrado, mi sexo, mi pequeño goce -¿es eso el «yo»? Eso es el «yo», ¿no es cierto?, el «yo» que quiere expresarse a sí mismo ‑que es mi ira, mis celos, mi esto y aquello, sea lo que fuere. ¿Es eso creativo? ¿Qué es, entonces, la creatividad? Este es un problema inmenso. El hombre creativo, o la mente creativa, ¿piensan alguna vez en expresarse?
Interlocutor: No.
Krishnamurti: Espere. Esto es un poco difícil. No diga que sí o que no. Quienquiera que diga: «Me estoy expresando a mí mismo», ¡debería ser zurrado en los pantalones!
Interlocutor: Expresar algo no significa ser creativo...
Krishnamurti: Por lo tanto, ¿qué significa la creatividad? Yo existo y me expreso a mí mismo -¿es eso creatividad? ¿O hay creatividad cuando no hay «yo»? Cuando el «yo» dice: «Debo expresarme a mí mismo pateando a alguien», el «yo» que se expresa a sí mismo es violencia. ¿Es entonces la ausencia del «yo» el estado de creatividad? Cuando el «yo» está ausente, ¿sabe uno que es creativo? ¡Eso es todo! ¿Ha comprendido? Cuando usted hace algo con un motivo detrás ‑volverse famoso, popular, tener más dinero- eso no es hacer algo que usted ama realmente. Un músico que dice: «Yo amo la música», pero que atisba cuántas personas con titulo hay en el auditorio, cuanto dinero va a ganar, ese músico no es creativo, no es un músico; él está utilizando la música con el fin de volverse famoso, de ganar dinero. Por lo tanto, no puede haber creatividad cuando tras de lo que uno hace existe un motivo. Vea esto por sí mismo.
Así que cuando empleamos estas palabras: «Yo debo expresarme a mí mismo», «Yo debo ser creativo», «Yo debo identificarme conmigo mismo», eso no tiene sentido. Cuando usted realmente ve esto y lo comprende y vive de ese modo, su mente ya está libre del «yo».
Interlocutor: ¿Es válido hacer cosas que expresen belleza?
Krishnamurti: ¿Válido para quién?
Interlocutor: Para uno mismo.
Krishnamurti: ¿Qué quiere significar por «uno mismo»? ¿Recuerda que el otro día hablamos de la belleza? Mire ese árbol y la sombra y la luz del sol; eso es belleza. ¿Cómo sabe usted lo que es bello? ¿Porque alguien se lo dijo? Un artista famoso ha pintado un cuadro, o un gran poeta ha escrito sobre esa luz y el árbol y las nubes y las sombras y el movimiento de las hojas. Y usted dice: «El es un gran hombre, eso me agrada, es bello». ¿Es la belleza algo que viene a usted por medio de otro? ¿Es la belleza algo de lo que le han hablado? ¿Qué es, entonces, el sentido de la belleza? No qué es bello, sino el sentido de la belleza. ¿Está esa belleza en el edificio, en el árbol, en el rostro de una persona, en la música, en un poema, en las cosas exteriores? ¿O las cosas que usted ve se vuelven mucho más intensas porque usted tiene este sentido, ese sentido de la belleza? ¿Comprende lo que quiero significar? ‑porque usted tiene el sentimiento de la belleza. Por lo tanto, cuando ve algo extraordinario como eso, se deleita en ello porque en su interior existe este sentido de la belleza. Ahora bien, ¿cómo llega a esto, o cómo ocurre que tenga usted este sentido? ¿Cómo lo logra? ¿Puede obtenerlo por medio del entrenamiento, por medio de una imagen, de cualquier cantidad de lecturas, de estudios, puede obtenerlo coleccionando pinturas y adquiriendo una hermosa casa? ¿Cómo ocurre esto?
¿Recuerda lo que dijimos el otro día? Ocurre cuando usted es físicamente muy sensible, observador ‑sensible no sólo con respecto a usted mismo sino sensible a los otros, a todo- sensible al modo en que come, en que se sienta, a la manera en que habla, en que camina. Voy a descender a algo muy práctico. He visto a muchos de ustedes cuando comen: tocan algo, lamen sus dedos minuciosamente y vuelven a tomar alguna otra cosa -¿piensan que eso es ser sensible?
Interlocutor: Está todo en el propio plato.
Krishnamurti: No quise decir eso. Usted puede hacer cualquier cosa que guste en su propio plato. Pero lame su dedo y toma un trozo de pan.
Interlocutor: Eso no es higiénico.
Krishnamurti: ¡Yo no quiero lamer su saliva! He visto que todos lo hacen. En primer lugar, no es higiénico. Yo toco mi boca y después tomo un trozo de pan o alguna otra cosa - ¿entiende? La he contaminado.
Ustedes no se dan cuenta de lo que están haciendo, lo hacen automáticamente. Ahora bien, hacer algo automáticamente es no ser sensible ‑eso es todo. Por lo tanto, cuando se den cuenta de ello, de las implicaciones, no lo harán. Cuando se sientan a comer, algunos de ustedes no mastican para nada su comida. Simplemente, la tragan, y se entiende que la comida debe masticarse. Cuando uno está atento a todo, se vuelve sensible, y ser sensible es tener una percepción interna de la belleza, es tener el sentido de la belleza. Y sin el sentido interno de la belleza ustedes podrán hacer las cosas más maravillosas, pero eso no contendrá la llama.
Principios del Aprender
Primera Parte, Capítulo 1
22 de mayo de 1973
Jiddu Krishnamurti, Principios del aprender. Charlas y diálogos entre Krishnamurti, los estudiantes y en conversaciones con los padres y maestros, 1970 - 1973. Beginnings of Learning 1970 - 1973. Textos libros conversaciones filosofía principios charlas diálogos estudiantes alumnos profesores maestros padres hogar aprender afecto sentimiento otro bien energia acerca sentido manera problema mente respecto inteligencia idea cooperación. Jiddu Krishnamurti en español.