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Principios del Aprender

Primera Parte, Capítulo 10

19 de junio de 1971

Krishnamurti: Esta mañana estamos terriblemente solemnes, ¿no es cierto? ¿En qué piensan ustedes todo el día y por qué piensan en estas cosas? ¿Están atentos a lo que piensan, o es que un pensamiento precede a otro interminablemente y uno se da cuenta de ello? Si se dan cuenta de sus pensamientos, ¿de qué fuente surgen?

Interlocutor: De las experiencias pasadas.

Krishnamurti: ¿Cita usted lo que yo dije? Esté muy seguro de que no dice nada que no sepa por sí mismo, no lo diga si no ha reflexionado sobre ello y lo ha resuelto, porque de otro modo usted se vuelve verbal y teórico, así que sea prudente. En primer lugar, ¿acerca de qué piensan ustedes todo el santo día? ¿Es un secreto que cada cual debe guardar para sí mismo, o pueden compartirlo con otro?

Interlocutor 1: Yo pienso sobre una gran cantidad de cosas diferentes.

Interlocutor 2: Sobre las personas de Brockwood.

Krishnamurti: ¿Cuál es el núcleo central de sus pensamientos? Ustedes saben que hay un pensar periférico que no es realmente importante, pero en el centro, ¿cuál es el impulso, el movimiento de ese pensar? Qué es ese «yo» que está tan interesado en sí mismo? Yo pienso acerca de mí mismo, ése es el núcleo, el corazón de mi pensar. Y en la periferia pienso sobre diversas cosas: las personas de aquí, los árboles, el pájaro que vuela ‑estas cosas no importan mucho en realidad, a menos que haya una crisis en la periferia y ésta afecte al «yo» y el «yo» reaccione. Ahora bien, ¿qué es ese centro desde el cual ustedes piensan ‑ese centro que es el «yo»? ¿Y por qué existe este constante ocuparse de uno mismo? No digo que sea correcto o incorrecto, o «Qué terrible», «Qué infantil» o «Qué bueno» ‑ pero vemos que estamos ocupados con nosotros mismos. ¿Por qué?

Interlocutor: Porque pensamos que ello es importante.

Krishnamurti: ¿Por qué le da usted importancia?

Interlocutor: Cuando uno es un niño tiene que hacerlo.

Krishnamurti: ¿Por qué piensa tanto acerca de sí mismo? Vean lo que esto implica. Pensar acerca de uno mismo no es un mero asunto insignificante, ustedes piensan en sí mismos identificándose con otro - ¿verdad? Yo pienso en la persona que acabo de dejar, o en la persona que creo que me agrada, o en alguien con quien he reñido, o en la persona que amo. Me he identificado a mí mismo con toda esa gente, ¿no es así?

Interlocutor: ¿Qué quiere usted decir con “identificar”?

Krishnamurti: Yo lo amo, me he identificado a mí mismo con usted. O la he ofendido a ella y usted se identifica con ella y se enoja conmigo. Vea lo que ha ocurrido: a ella le he dicho algo que es agraviante y desagradable; usted es su amigo, se identifica con ella y se enoja conmigo. Por lo tanto, eso es parte de la actividad egocéntrica, ¿no es cierto? ¿Está seguro?

Interlocutor: ¿Pero no es la otra persona la que se identifica con usted?

Krishnamurti: ¿Lo es o no lo es? Indaguemos. Usted me gusta, estoy muy encariñado con usted, ¿qué significa eso? Me gusta su aspecto, usted es un buen compañero, etc. ¿Qué es lo que eso significa?

Interlocutor: Significa que usted es mejor compañero que otras personas y, por tanto, me gusta estar con usted.

Krishnamurti: Profundice un poco más. ¿Qué significa eso?

Interlocutor: Uno retiene para sí a esa persona y excluye a otras.

Krishnamurti: Eso es una parte, pero avance más.

Interlocutor: Es grato estar con esa persona.

Krishnamurti: Es grato estar con esa persona y no es grato con otra persona. Por lo tanto, mi relación con usted se basa en mi placer. Si usted no me agrada, digo: «¡Terminaré con él!» Lo que me importa es mi placer, así como mi ofensa, mi ira. De modo que el interés en la propia persona no es sólo pensar acerca de uno mismo e identificarse con tal o cual posición, persona o libro. ¿Es eso lo que ustedes hacen todo el día? Existe la ocupación periférica, y también estoy comparándome con usted; eso prosigue todo el tiempo, pero desde un centro.

Interlocutor: Uno lee sobre los refugiados en la India, y se identifica realmente con ellos aunque no tenga una relación personal con ellos.

Krishnamurti: ¿Por qué me identifico con esas personas que han sido muertas y perseguidas en el Pakistán Oriental? El otro día las observaba en la televisión; esto está ocurriendo en todas partes, no sólo en Pakistán, es espantoso. Ahora bien, usted dice que se identifica con todos esos refugiados, ¿qué es lo que siente?

Interlocutor: Simpatía.

Krishnamurti: Prosiga, explórelo, desenrédelo.

Interlocutor 1: Ira contra la gente que causó esto.
Interlocutor 2: Frustración porque uno nada puede hacer al respecto.

Krishnamurti: Usted se encoleriza con la gente que hace estas cosas, que mata a los jóvenes y persigue a las ancianas y a los niños. ¿Es eso lo que hace? Usted se identifica con esto y rechaza aquello. Cuál es la estructura, el análisis de esta identificación?

Interlocutor: Es dualística.

Krishnamurti: Prosiga...

Interlocutor: Uno no se siente seguro.

Krishnamurti: ¿Usted siente que por medio de la identificación podría hacer algo?

Interlocutor: Aunque sea tomando partido uno siente que tiene cierta oportunidad de hacer algo.

Krishnamurti: Soy anticatólico y me identifico con un grupo de personas que son anticlericales. Al identificarme con ese grupo siento que puedo hacer algo. Pero vayamos más lejos, eso es aún el yo haciendo algo al respecto, es todavía la ocupación conmigo mismo. Yo me he identificado con lo que considero más grande: la India, el comunismo, el catolicismo, etc. Mi familia, mi Dios, mi creencia, mi casa, usted me ha ofendido, ‑¿entiende? ¿Cuál es la causa de esta identificación?

Interlocutor: Yo me separo a mí mismo del resto del mundo y al identificarme con algo más grande, ese algo se convierte en mi aliado.

Krishnamurti: Sí, ¿pero por qué hace esto? Yo me identifico con usted porque usted me agrada. No me identifico con él porque él no me agrada. Y me identifico a mí mismo con mi familia, con mi país, con mi Dios, con mi creencia. Ahora bien, ¿por qué me identifico en absoluto con cualquier cosa? ‑no digo que eso sea bueno o malo- ¿qué hay detrás de esta identificación?

Interlocutor: Confusión interna.

Krishnamurti: ¿Es eso?

Interlocutor: Uno está atemorizado.

Krishnamurti: Avance más.

Interlocutor: La confusión es causada por la identificación.

Krishnamurti: ¿Es eso? Yo le pregunto y usted debe preguntarme también. No acepte lo que yo diga, inquiera. Todo este proceso de la identificación, ¿por qué ocurre? Y si yo no me identifico con usted o con algo, me siento frustrado. ¿Está seguro?

Interlocutor 1: No lo sé.

Interlocutor 2: Uno se siente irrealizado vacío.

Krishnamurti: Prosiga. Yo me siento triste, frustrado, no realizado, insuficiente, vacío. Ahora quiero saber por qué me identifico con un grupo, con una comunidad, con sentimientos, ideas, ideales, héroes y todas esas cosas. ¿Por qué?

Interlocutor: Pienso que es para tener seguridad.

Krishnamurti: Sí. ¿Pero qué quiere usted significar con esa palabra «seguridad»?

Interlocutor: Estando solo soy débil.

Krishnamurti: ¿Es porque no puede estar solo?

Interlocutor: Es porque otro tiene miedo de estar solo.

Krishnamurti: ¿Usted tiene miedo de estar solo y por eso se identifica con algo?

Interlocutor: No siempre.

Krishnamurti: Pero ése es el centro vital, la raíz de ello. ¿Por qué necesito identificarme con algo? Porque entonces me siento seguro. Tengo recuerdos gratos de personas y lugares y, por lo tanto, me identifico con eso. Veo que en la identificación estoy muchísimo más seguro.

Interlocutor: No sé si usted quiere hablar acerca de este aspecto particular, pero yo veo que la matanza de Vietnam es injusta, y en Washington hay un grupo de manifestantes contra la guerra; entonces voy y me uno a ellos.

Krishnamurti: Ahora espere un minuto. Hay un grupo que está contra la guerra y me uno a él. Me identifico con ellos porque al identificarme con un grupo de personas que hacen algo al respecto, yo también estoy haciendo algo al respecto; por mí mismo nada puedo hacer. Pero perteneciendo a un grupo de personas que realizan demostraciones públicas, que escriben artículos y dicen: «Eso es terrible», estoy tomando parte activa en la detención de la guerra. Esa es la identificación. No estamos investigando los resultados de esa identificación ‑si es buena o mala. ¿Pero por qué necesita la mente humana identificarse con algo?

Interlocutor: ¿Cuándo es eso acción y cuándo es identificación?

Krishnamurti: Estoy llegando a eso. Primero quiero que esté claro en mí, y al discutirlo quiero descubrir por qué debo identificarme. Y cuándo será necesario que me identifique. O sea, que en primer lugar debo comprender qué significa cooperar. Entonces, cuando esté cooperando de veras y profundamente, sabré cuándo no cooperar. Y no a la inversa. No sé si ustedes alcanzan a ver esto. Si yo sé qué es lo que implica la cooperación, que es una cosa formidable ‑ trabajar juntos, vivir juntos, hacer las cosas juntos - cuando comprenda eso, entonces sabré cuando no cooperar.

Ahora quiero saber por qué me identifico con lo que fuere. No que no debería identificarme si hay necesidad de identificarse en la acción, sino que antes he de averiguar cómo actuar, o con quién cooperar; necesito averiguar por qué existe este impulso hacia la identificación. ¿Es para tener seguridad? -¿es ésa la causa? Porque usted está lejos de su país, de su familia, se identifica con esta casa, con un grupo, para estar a salvo, protegido. La identificación tiene lugar porque usted siente: «Aquí estoy seguro». ¿Es, por lo tanto, el hecho de que esté inseguro la razón de que se identifique con algo? ¿Es por eso? La inseguridad significa temor, incertidumbre, no saber qué pensar, estar confundido. Por lo tanto, usted necesita protección ‑es bueno tener protección. ¿Es ésa la causa de que se identifique?

¿Cuál es el próximo paso? En mi fuero interno estoy indeciso, confundido, atemorizado, me falta claridad, soy inepto y, por lo tanto, me identifico con una creencia. ¿Ahora qué ocurre?

Interlocutor: Encuentro que aún estoy inseguro.

Krishnamurti: No. Me he identificado con ciertas ideologías. ¿Qué ocurre entonces?

Interlocutor: Usted intenta hacer de eso su seguridad.

Krishnamurti: He dado diversas razones para esta identificación: porque es racional, es operativa, etcétera. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando me he identificado con eso?

Interlocutor: Usted tiene un conflicto.

Krishnamurti: Vea lo que ocurre. Me he identificado con una ideología, con un grupo de personas o con una persona, ello es parte de mí mismo. Yo debo proteger eso, ¿no es así? Por lo tanto, si ello es amenazado estoy perdido, retorno a mi inseguridad. ¿Qué ocurre, pues? Me encolerizo con cualquiera que ataque eso o lo ponga en duda. ¿Qué es, entonces, lo que realmente ocurre?

Interlocutor: Hay conflicto.

Krishnamurti: Mire: yo me he identificado con una ideología. Debo protegerla porque ella es mi seguridad, y resisto a cualquiera que la amenace en el sentido de tener una ideología que la contradiga. Por lo tanto, ahí donde me he identificado con una ideología, tiene que haber resistencia, erijo un muro alrededor de aquello con lo que me he identificado. Donde existe un muro, éste debe producir división. Entonces hay conflicto. No sé si ustedes ven todo esto.

Ahora bien, ¿cuál es el paso siguiente? ‑ prosigan.

Interlocutor 1: ¿Qué diferencia hay entre la identificación y la cooperación?

Interlocutor 2: Parece que tendríamos que comprender más la cooperación.

Krishnamurti: ¿Ustedes saben qué significa cooperar, trabajar juntos? ¿Puede haber cooperación cuando existe la identificación? ¿Saben qué queremos significar por identificación? Hemos examinado la anatomía de la identificación. Cooperar significa trabajar juntos. ¿Puedo trabajar con usted si yo me he identificado con una ideología y usted se ha identificado con otra? Evidentemente, no.

Interlocutor: Pero las personas tienen que trabaja juntas.

Krishnamurti: ¿Es eso cooperación?

Interlocutor: No.

Krishnamurti: Vea lo que eso implica. Debido a que nos hemos identificado con una misma ideología trabajamos juntos, usted la protege y yo la protejo. Significa nuestra seguridad, en el nombre de Dios, en el nombre de la belleza, en el nombre de cualquier cosa. Pensamos que eso es cooperación. Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre? ¿Puede haber cooperación cuando hay identificación con un grupo?

Interlocutor: No, porque hay división. Yo me encuentro en conflicto con miembros del grupo porque me he identificado con ellos.

Krishnamurti: Mire lo que sucede. Usted y yo nos hemos identificado con esa ideología. Nuestra interpretación de la misma puede ser...

Interlocutor: ... diferente...

Krishnamurti: Por supuesto. Si usted cambia en su interpretación de esa ideología, se está desviando y, por consiguiente, estamos en conflicto. Así es que ambos debemos estar completamente de acuerdo con respecto a esa ideología. ¿Es ello posible?

Interlocutor: Eso es exactamente lo que sucede con una escuela. En vez de una ideología, uno se identifica con una escuela, y cada cual tiene su propio concepto.

Krishnamurti: Sí, muy cierto, ¿por qué?

Interlocutor: Yo siento que a veces hay conflicto aquí, justamente por la razón que usted da cuando habla de una ideología. Si usted y yo nos identificamos con la escuela, creemos que estamos cooperando, pero no existe ese espíritu.

Krishnamurti: Por consiguiente, pregunto: ¿Puede haber cooperación cuando hay identificación?

Interlocutor: No.

Krishnamurti: ¿Sabe usted lo que está diciendo? (Risas) Así es como se desenvuelve todo en este mundo. ¿Es ésa la verdad? -¿que donde hay identificación no puede existir la cooperación? Es algo maravilloso descubrir la verdad de esto. No su opinión o mi opinión, sino la verdad, la validez de esto. Por lo tanto, tenemos que averiguar qué entendemos por cooperación. Ustedes ven que no puede haber cooperación donde hay identificación con una idea, con un líder, con un grupo, etc. Entonces, ¿qué es la cooperación en la que no existe identificación alguna?

Interlocutor: Actuar en respuesta a la situación misma.

Krishnamurti: No digo que no esté en lo cierto, ¿pero podemos trabajar juntos cuando usted y yo pensamos de manera diferente? ¿Cuando usted está preocupado consigo mismo y yo lo estoy conmigo mismo? Y una de las causas es que, sabiendo que no podemos cooperar cuando estamos pensando en nosotros mismos, tratamos de identificarnos con una ideología, esperando de tal modo producir cooperación. Pero si uno no se identifica, ¿qué es la cooperación?

Aquí en Brockwood estamos en una escuela. Vemos que no puede haber cooperación cuando nos identificamos con la escuela, con una idea, con un programa, con un plan particular de acción para esto o aquello. Y también vemos que la identificación es la causa de todas las divisiones. Entonces, ¿qué es la cooperación? Trabajar juntos: no cooperación «con respecto a algo». ¿Ven la diferencia? Por lo tanto, antes de que hagan algo juntos, ¿qué es el espíritu de cooperación? El sentimiento, la naturaleza interna de ello, ¿qué es ese sentimiento?

Interlocutor: La comprensión, el estar completamente abiertos a ello.

Krishnamurti: Profundice un poco más. Dijimos que la identificación no es cooperación. ¿Están muy seguros sobre ese punto? ¿Y está muy claro que la cooperación no puede existir cuando cada uno de nosotros se preocupa únicamente consigo mismo? Pero ustedes están preocupados consigo mismos y, por lo tanto, carecen del espíritu de cooperación, cooperan únicamente cuando les place. ¿Qué significa, entonces, cooperar? No estamos jugando juegos de salón. ¿Qué significa cooperar cuando no existe el «yo» ‑de otro modo ustedes no pueden cooperar. Yo puedo intentar la cooperación en torno de una idea, pero siempre estará ahí el «yo» tratando de identificarse con lo que estoy haciendo. Por lo tanto, debo averiguar cuál es la razón de que piense en mí mismo todo el día: cómo me veo, que alguien es mejor que yo; por qué alguien me ha ofendido, o alguien ha dicho: «Qué persona tan agradable es usted». Ahora bien, ¿por qué estoy haciendo esto todo el santo día? Y por la noche también, esto prosigue cuando estoy dormido. Yo soy mejor que usted, yo sé de qué estoy hablando, ésa es mi experiencia, usted es estúpido, yo soy inteligente. ¿Por qué?

Interlocutor: Pareciera que mucho de eso llega a ser un hábito.

Krishnamurti: ¿Qué es el hábito?

Interlocutor: No estar atento.

Krishnamurti: No. ¿Qué es el hábito? ‑no cómo se forma.

Interlocutor: La repetición de un movimiento.

Krishnamurti: Correcto. ¿Por qué existe una repetición de este movimiento? ¿Por qué se forma el hábito? Si va despacio usted verá algo extraordinario. Todos nosotros usamos el pelo corto o el pelo largo, ¿por qué? Porque otros lo hacen.

Interlocutor: ¿Es eso hábito o imitación?

Krishnamurti: Vea lo que ocurre. Primero imita a otros, después dice que el pelo corto es perfecto.

Interlocutor: ¿Una costumbre es un hábito también?

Krishnamurti: Sí. No quiero entrar en esto demasiado rápidamente. ¿No es todo pensar un hábito? ¿Están de acuerdo?

Interlocutor: Bueno, es algo que uno hace una y otra vez.

Krishnamurti: Continúe, vea qué es lo que puede descubrir por sí mismo cuando investigamos toda esta cuestión del hábito.

Interlocutor: Es realmente una situación nueva con una reacción vieja ¿no es así?

Krishnamurti: Una nueva situación que encaramos con respuestas viejas. ¿No es la identificación un hábito?

Interlocutor: Sí.

Krishnamurti: Porque uno está inseguro. Entonces, ¿conoce usted la naturaleza de esta maquinaria que contribuye a la formación del hábito? ¿Se da cuenta de que siempre está actuando por hábito? Levantarse a las seis todos los días; creer en «todo esto», fumar, no fumar, tomar drogas ‑¿entiende? Todo se convierte en hábito ‑puede que sea por una semana, diez días o cincuenta años, pero el hábito se forma. ¿Por qué cae la mente en esta rutina? ¿No se han preguntado por qué tienen un hábito? ‑siendo el hábito meramente una tradición. ¿Han observado a la mente cuando funciona dentro de un hábito?

Interlocutor 1: Así es más fácil.

Interlocutor 2: Vivir sin hábitos requiere realmente una gran cantidad de energía.

Krishnamurti: Estoy llegando a eso. No saltemos, vayamos paso a paso. Me pregunto lo siguiente: ¿por qué vive la mente dentro del hábito? Pensaba en eso ayer, todavía pienso en eso hoy y pensaré acerca de lo mismo mañana ‑con ligeras modificaciones tal vez. Ahora bien, ¿por qué hace esto la mente?

Interlocutor: Uno está medio dormido.

Krishnamurti: Dijimos que la pereza forma parte de eso. ¿Qué más? Todo es más fácil con los hábitos.

Interlocutor: Tenemos miedo de lo desconocido.

Krishnamurti: Quiero llegar un poco más profundamente que eso.

Interlocutor: La mente teme que si no mantiene el pensar dentro del mismo curso, ella misma estará amenazada.

Krishnamurti: ¿Y eso qué significa?

Interlocutor: Se ve cierta clase de orden en el hábito.

Krishnamurti: ¿Es orden el hábito?

Interlocutor: Uno puede componer cierta estructura con el hábito, pero eso no es necesariamente orden.

Krishnamurti: Lo cual significa que la mente funciona dentro del hábito por diversas razones, como una máquina. Eso es más fácil, evita la soledad, el temor a lo desconocido, y también implica cierto orden decir: «Seguiré eso y ninguna otra cosa». Ahora bien, ¿por qué funciona la mente dentro de un surco, que es el hábito?

Interlocutor: Esa es su naturaleza.

Krishnamurti: Pero si usted dice eso, detiene la indagación. Conocemos las razones por las que la mente funciona dentro del hábito. ¿Se da usted cuenta realmente de eso? La persona que es sumamente psicopática, ha adquirido un hábito que es por completo diferente de otros. La persona neurótica también tiene determinados hábitos. Nosotros condenamos ese hábito pero aceptamos otros. Así que me pregunto: ¿Por qué hace esto la mente? Quiero investigar más a fondo, quiero ver por qué la mente lo hace y si ella puede vivir sin hábito alguno.

Interlocutor: Porque la mente percibe que es la personalidad.

Krishnamurti: Ya lo dijimos: la personalidad, el ego, el «yo» que dice: «Tengo miedo, necesito orden», la pereza, todo eso es el «yo» ‑diferentes facetas del «yo». ¿Puede la mente vivir sin los hábitos? ‑excepto los hábitos biológicos, el regular funcionamiento del cuerpo que tiene su propio mecanismo, su propia inteligencia, su propia maquinaria. ¿Pero por qué acepta la mente con tanta rapidez el hábito? La pregunta, «¿Puede la mente vivir sin los hábitos?» es una pregunta tremenda. Decir que hay Dios, que hay un Salvador, es un hábito. Y decir que no hay un Salvador sino sólo el Estado, eso es otro hábito. De modo que la mente vive dentro de hábitos. ¿Se siente más segura con los hábitos?

Interlocutor: Sí.

Krishnamurti: Vaya despacio, ¿eso qué significa? Funcionando en el campo de lo conocido la mente se siente segura. Lo conocido es hábito ‑¿correcto?

Interlocutor: Aun así, todavía decimos que no nos sentimos seguros.

Krishnamurti: Porque lo conocido puede cambiar, o puede sernos quitado, o algo puede agregársele. Pero la mente funciona siempre en el campo de lo conocido porque ahí se siente segura. Por lo tanto, lo conocido es el hábito, lo conocido es el conocimiento, o sea, el conocimiento de la ciencia, de la tecnología, y el conocimiento de mis propias experiencias. Y en eso hay un hábito mecánico, por supuesto. Ahora pregunto: ¿puede la mente moverse desde lo conocido ‑ no en lo desconocido, no sé lo que eso significa - sino ser libre y salirse fuera de los márgenes de lo conocido?

Mire. Si yo conozco todo acerca del motor de combustión interna, puedo continuar experimentando en la misma dirección, pero hay limitaciones. Debo encontrar algo nuevo, tiene que haber otro modo de generar energía.

Interlocutor: ¿Diría la mente eso si quisiera la seguridad de lo conocido?

Krishnamurti: No estoy hablando de la seguridad en este momento.

Interlocutor: ¿Quiere usted decir que ha de haber una falta de continuidad? En tecnología, para que suceda algo nuevo, tiene que producirse una ruptura de la continuidad.

Krishnamurti: Correcto. Eso es lo que ocurre. De otro modo el hombre no podría haber inventado el avión de propulsión a chorro; tiene que haber mirado el problema de una manera diferente. ¿Siguen ustedes todo esto? Mi mente siempre funciona con modificaciones en el campo de lo conocido, y eso es el hábito. En la relación con los seres humanos, en el pensamiento ‑que es la respuesta de la memoria y que siempre está en el terreno de lo conocido - yo me identifico con lo desconocido por medio de lo conocido. Por lo tanto, pregunto: la mente debe funcionar con lo conocido, porque de otro modo uno no podría hablar, ¿pero puede la mente funcionar también sin hábito alguno?

Interlocutor: ¿Formula la mente esa pregunta porque actuar por hábito implica no tener buen éxito?

Krishnamurti No estoy pensando en el éxito.

Interlocutor: ¿Pero qué impulsaría a la mente a formularse esta pregunta?

Krishnamurti: Mi mente dice: «Esto no es suficiente, quiero más». Ella necesita averiguar más y no puede hacerlo dentro del campo de lo conocido, pero sólo puede expandir ese campo.

Interlocutor: Pero tiene que darse cuenta de la limitación.

Krishnamurti: Me doy cuenta, y me digo: yo puedo funcionar dentro del campo de lo conocido, puedo expandirlo o contraerlo, horizontalmente, verticalmente, de cualquier manera, pero eso está siempre dentro del campo de lo conocido. Mi mente dice: comprendo eso muy bien. Y así, como es curiosa, se pregunta: ¿puede la mente vivir, puede funcionar sin hábito alguno?

Interlocutor: ¿Es ésa una pregunta diferente?

Krishnamurti: Ahora estoy hablando de lo psicológico, de lo interno. Aparentemente, toda la vida, toda la actividad mental que tiene lugar en la psique, es una continuidad del hábito.

Interlocutor: ¿Existe realmente un impulso o algo...?

Krishnamurti: Yo genero un impulso. La mente misma genera el impulso para investigar ‑no porque quiera encontrar algo determinado.

Interlocutor: Este es un punto muy susceptible, parece ser la clave para alguna dificultad. ¿Por qué ‑si es que puedo formular la pregunta- dice la mente: veo la necesidad de vivir sin hábitos psicológicos?

Krishnamurti: Yo no veo la necesidad, no estoy proponiendo nada. Sólo digo que he visto operar a la mente en el campo de lo conocido contrayéndose, expandiéndose horizontalmente o verticalmente, o reduciéndose a nada, pero siempre dentro de esa área. Y mi mente pregunta; ¿existe una manera de vivir ‑ no lo sé, ni siquiera lo propongo - en la que no haya hábito en absoluto?

Volvamos, pues; ¿saben ustedes acerca de qué están pensando todo el día? Usted dice, sí, pienso en mí mismo, vagamente o concretamente, o de manera sutil o más refinada, pero siempre en torno de eso. ¿Puede existir el amor cuando la mente está ocupada consigo misma todo el tiempo? Usted dice: «No». ¿Por qué?

Interlocutor: Porque si usted piensa en sí mismo todo el tiempo, no puede...

Krishnamurti: Por lo tanto, usted nunca puede decir: «Te amo», hasta que cesa de pensar en sí mismo. Cuando un hombre es ambicioso, competidor, imitativo ‑ lo cual forma parte del pensar en uno mismo -, ¿puede haber amor? Por eso es que nosotros tenemos que encontrar un modo de vivir en que no exista el hábito. Pero el hábito puede ser utilizado, lo conocido puede ser utilizado ‑ yo no llamaría hábito a eso - de una manera diferente, dependiendo de las circunstancias, la situación, etcétera. ¿Es, entonces, hábito el amor? El placer es hábito, ¿verdad? ‑¿es placer el amor?

Interlocutor: Señor, ¿qué quiere usted significar por amor?

Krishnamurti: No lo sé. Le diré lo que no es amor, y cuando eso no existe en usted, existe lo otro. Escuche esto: donde está lo conocido, no hay amor.

Interlocutor: Por lo tanto, uno tiene que averiguar primero qué es el hábito, y después hacer lo mismo con respecto al no hábito.

Krishnamurti: Lo hemos averiguado, hemos dicho; el hábito es la continuidad de la acción dentro del campo de lo conocido. Lo conocido es el mañana. Mañana es domingo y voy a salir a pasear en coche ‑yo sé eso, lo he convenido. ¿Puedo decir: «mañana amaré»?

Interlocutor 1: No.

Interlocutor 2: Yo sí.

Krishnamurti: ¿Qué quiere decir usted? «¿Mañana te amaré?»

Interlocutor: Nosotros prometemos eso.

Krishnamurti: ¿En una iglesia, quiere decir? Eso significa que el amor está dentro del campo de lo conocido y, por lo tanto, dentro del tiempo.

Interlocutor: Pero si usted ama una vez, ¿puede súbitamente dejar de amar?

Krishnamurti: ¡Yo la amé una vez y ahora estoy aburrido de usted!

Interlocutor: Si usted ama a alguien hoy, puede amarlo mañana.

Krishnamurti: ¿Cómo lo sabe? Yo la amo hoy, pero usted quiere estar segura de que la amaré mañana y, por consiguiente, digo: «Mañana te amaré, querida».

Interlocutor: Eso es otra cosa.

Krishnamurti: Pregunto: ¿el amor tiene un mañana? El hábito tiene un mañana porque continúa. ¿El amor es una continuidad? ¿Es identificación el amor ‑amo a mi mujer, a mi hijo, a mi Dios? Por lo tanto, usted tiene que comprender realmente ‑no sólo verbalmente- la totalidad del proceso, la estructura y naturaleza de lo conocido, tiene que comprender internamente todo el campo que eso abarca, cómo uno funciona siempre dentro de ese campo, pensando siempre desde ese campo. Usted puede apropiarse del mañana porque éste es proyectado por lo conocido. Para comprender verdaderamente esto, tiene que comprender todo lo que hemos dicho; tiene que saber lo que piensa y por qué, y tiene que observarlo.

Interlocutor: Uno puede saber lo que piensa, pero no siempre sabe por qué lo piensa.

Krishnamurti: Oh, sí, eso es bastante simple. Yo quiero saber por qué pienso, por qué interviene el pensamiento. Ayer fui a ver al sastre y olvidé allí mi reloj. Anoche lo busqué y al acordarme de eso, dije: «Qué indolente soy, qué falta de consideración de mi parte dejarlo ahí, ocasionando molestias» ‑ todo eso pasó por mi mente.

Interlocutor: Cuando usted dice que fue desconsiderado de su parte, se está identificando consigo mismo.

Krishnamurti: No. Yo olvidé mi reloj. Eso significa que ellos tienen que tomarse la molestia de cuidarlo, alguien podría apoderarse de él, ellos serían los responsables, todo eso. Y yo pensaba en eso, y sé por qué todo este movimiento del pensar surgió de ese único incidente. Observé el fluir total del pensamiento; uno puede conocer el principio y el final del pensamiento ‑¡ustedes se ven tan confundidos!- he pensado sobre ello y puedo terminar con ello. Dejé mi reloj allá y pensé haberlo perdido. Lo he tenido por mucho tiempo, lo he cuidado. Podría haberlo regalado, pero no perderlo. ¡Y se ha perdido! ‑fin. Ya no pensaré más al respecto. Ahora, ¡a observar cada pensamiento, a prestarle atención! Cada pensamiento es significativo si lo penetran; ustedes pueden ver su origen y su terminación ‑no continuar con él interminablemente.

Interlocutor: ¿Y usted dice, señor, que si uno ve por qué se origina el pensamiento, podrá ver su terminación?

Krishnamurti: No, mire. ¿Existe un pensamiento individual que esté separado de otro pensamiento? ¿Están separados todos los pensamientos o están relacionados entre sí? ¿Qué dice usted?

Interlocutor: Están relacionados.

Krishnamurti: ¿Está seguro?

Interlocutor: Bueno, todos ellos provienen el uno del otro.

Krishnamurti: Si yo comprendo que están relacionados entre si, o si hay una comprensión del trasfondo desde el cual brotan todos los pensamientos...

Interlocutor: Ese es el punto difícil.

Krishnamurti: Observar sin ninguna pregunta que quiera obtener una respuesta implica una vigilancia infinita; no impaciencia, sino un observar cuidadoso. Entonces todo sale a la luz. Si usted y yo reñimos, no quiero cargar con ello en mi mente, en el pensamiento, quiero que se termine. Vendré a usted y le diré: «Lo siento, no quise decir eso» ‑y se terminó. ¿Pero hago eso?

¿Han aprendido mucho en esta mañana? No haber «aprendido» sino estar «aprendiendo»; eso es lo que significa aprender.

Principios del Aprender

Primera Parte, Capítulo 10

19 de junio de 1971

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