¿Qué es la recta Acción?
Pláticas en Brasil, 1935
Río de Janeiro, Tercera plática, 4 de mayo 1935
Amigos, a través de los tiempos y también en la civilización actual, uno ve cómo el individuo hábil explota al grupo y cómo el grupo, a su vez, explota al individuo. Existe esta constante acción recíproca entre el individuo y el grupo como sociedad, las religiones, las ideas de los líderes y de los dictadores. También existe en ciertos países la explotación de las mujeres por los hombres, y en otros, son las mujeres las que explotan a los hombres. Hay una sutil o una grosera forma de explotación que tiene lugar donde existe un interés creado, ya sea en la propiedad privada, en la religión o en la política.
Siempre es difícil adentrarse en el verdadero significado que está más allá de las palabras y no extraviarse en ellas. Comprendiendo plenamente el actual significado de la moralidad, descubriremos por nosotros mismos, en la acción, la nueva moralidad y sus detalles. Las personas, después de oírme, dicen en su mayor parte que sólo les he dado ideas vagas que no son para nada prácticas. Pero no estoy aquí para darles un nuevo conjunto de reglas o un nuevo modo de actuar, lo cual no sería sino otra forma de explotación, otra jaula para aprisionarlos. Cambiarían tan sólo una prisión vieja por una nueva, algo completamente inútil. Mientras que, si empiezan a examinar las cosas y a descubrir la base del presente código de conducta, de toda la estructura de moralidad, comenzarán a discernir la verdadera clase de acción individual, la cual será entonces moral. Esta acción de la inteligencia, libre de incitación o compulsión, es la genuina moralidad.
Nuestra actual moralidad se basa en la protección del individuo; es un sistema cerrado que actúa como una cubierta para mantener al individuo dentro del grupo. El individuo es tratado como si fuera algún animal vicioso que debe ser mantenido en la jaula de la moralidad. Nos hemos vuelto esclavos de la moralidad grupal que cada uno de nosotros ha contribuido a desarrollar desde su propio deseo individual de seguridad y bienestar. Cada uno de nosotros ha contribuido a este sistema de moralidad, el cual se basa en la adquisición y en la astuta protección propia. En el sistema cerrado de la así llamada moralidad, hemos creado religiones estáticas con sus dioses estáticos, sus imágenes muertas, sus pensamientos petrificados. Esta prisión cerrada de la moralidad se ha vuelto tan poderosa, tan compulsiva, que la mayoría de los individuos vive con el temor de romper con ella e imita meramente las reglas y la conducta de la prisión.
Ahora bien, mediante esta moralidad cerrada no podemos encontrar la verdad, y tampoco la encontraremos limitándonos a escapar de ella. Si escapamos de esta moralidad destruyendo el viejo código sin haberlo comprendido, sólo crearemos otra forma de autoprotección, otra prisión. Mientras la mente esté buscando certidumbre, escogiendo formas y métodos de afirmar su propia seguridad, debe crear inevitablemente leyes y sistemas para su propia protección. Esta búsqueda de la protección propia niega la comprensión de la realidad. La realidad puede discernirse sólo cuando la mente está por completo desnuda, totalmente despojada de esta idea de autoprotección.
Así nos hemos vuelto intensamente conscientes de la causa de esta prisión, de este continuo desarrollar seguridades, consuelos y escapes en que la mente está empeñada. Cuando nos percatamos plenamente de la causa, entonces la propia mente comienza a discernir la verdadera manera de actuar en el momento mismo de la experiencia, y así la moralidad se vuelve puramente individual. No puede ser convertida en un instrumento de explotación, Conociendo la causa y estando continuamente atenta a ella, la mente comienza a abrirse paso por la cubierta de esta moralidad autoprotectora que se ha vuelto tan opresiva, tan destructiva de la inteligencia. En esa percepción alerta, que es el despertar de la inteligencia, la mente se abre paso por la corriente de la realidad, la cual no puede convertirse en una religión estática, en un instrumento de explotación, ni puede ser petrificada en un libro de oraciones de los sacerdotes.
Pregunta: ¿Podrá la sola revolución económica y social resolver todos los problemas humanos, o ésta debe ser precedida por una revolución interna, espiritual?
Krishnamurti: La revolución puede que llegue, y en lugar de un sistema capitalista supongamos que ustedes establecen una forma comunista de gobierno; ¿cree que la mera revolución externa resolverá los numerosos problemas humanos? Bajo el actual sistema están obligados a ajustarse a cierto método de pensamiento, de moralidad, de lucro económico. Si por medio de la revolución se establece un sistema diferente, habrá otra forma de compulsión, quizá para mejor, pero ¿cómo puede la mera compulsión generar comprensión? ¿Está usted satisfecho de continuar viviendo sin inteligencia en el sistema actual, esperando y confiando en que tenga lugar algún milagroso cambio externo que también transformará su mente y su corazón? Por cierto, sólo hay un modo, y consiste en ver que este sistema actual se basa en la explotación por la cual cada individuo está buscando despiadadamente su propia seguridad y, por consiguiente, lucha a fin de preservar sus propias distinciones y adquisiciones. Comprendiendo esto, el hombre inteligente no esperará que venga una revolución, sino que comenzará a cambiar fundamentalmente su modo de actuar, su moralidad, y empezará a liberar su mente y su corazón de todo afán adquisitivo. Un hombre así está libre de la carga de cualquier sistema y, de esta manera, puede vivir con inteligencia en el presente, con la comprensión de lo inevitable.
Pregunta: No pertenezco a ninguna religión, pero soy miembro de dos sociedades que me dan conocimiento y sabiduría espiritual. Si renuncio a ellas, ¿cómo puedo alcanzar alguna vez la perfección?
Krishnamurti: Si usted comprende la futilidad de todos los grupos religiosos organizados, con sus intereses creados, su explotación, la completa estupidez de sus creencias basadas en la autoridad, la superstición y el temor, si verdaderamente capta el significado de esto, entonces no pertenecerá a ninguna secta ni sociedad religiosa. ¿Piensa usted que alguna sociedad o algún libro pueden darle sabiduría? Los libros y las sociedades pueden darle información; pero si usted dice que una sociedad puede darle sabiduría, entonces depende de ella, con lo cual esa sociedad se vuelve su explotadora. Si la sabiduría pudiera adquirirse por medio de una sociedad o secta religiosa, seríamos todos sabios, porque las religiones han estado con nosotros por miles de años. Pero la sabiduría no es para adquirirse de esa manera. La sabiduría es la comprensión del continuo fluir de la vida o realidad, la cual puede discernirse sólo cuando la mente es vulnerable, o sea, cuando la mente ya no está obstruida por sus propios deseos autoprotectores, sus reacciones e ilusiones. Ninguna sociedad, ninguna religión, ningún sacerdote ni líder va a darnos jamás sabiduría. Sólo a través de nuestro propio sufrimiento - del cual tratamos de escapar ingresando en grupos religiosos y sumergiéndonos en teorías filosóficas -, sólo cuando estamos atentos a la causa del sufrimiento y nos liberamos de ella, la sabiduría nace suave y naturalmente.
Pregunta: Deseo de la vida muchas cosas que no tengo. ¿Puede decirme cómo obtenerlas?
Krishnamurti: ¿Por qué desea usted muchas cosas? Todos necesitamos tener ropas, comida y vivienda. ¿Pero qué hay detrás del deseo de poseer muchas cosas? Deseamos cosas porque pensamos que mediante las posesiones seremos felices, que mediante la adquisición obtendremos poder. Tras esta cuestión se encuentra el deseo de poder. En la persecución del poder hay sufrimiento y, a través del sufrimiento, tiene lugar el despertar de la inteligencia que revela la total futilidad del poder. Entonces existe la comprensión de las necesidades. Puede que usted no tenga muchas necesidades físicas; tal vez vea el absurdo de las numerosas posesiones, pero puede desear el poder espiritual. Entre este deseo y el deseo de tener muchas cosas, no hay diferencia alguna. Ambos son iguales; a uno lo llama usted materialista y al otro le da un nombre más refinado, lo llama espiritual. Pero, en esencia, sólo son dos formas de buscar su propia seguridad, y en eso jamás puede haber felicidad o inteligencia.
Pregunta: Usted parece negar el valor de la disciplina y de las normas morales. Sin disciplina y moralidad, ¿la vida no será un caos?
Krishnamurti: Como dije al comienzo de mi plática de esta tarde, hemos convertido la moralidad y la disciplina en un refugio para nuestra propia protección, el cual carece de todo significado profundo, de toda realidad. ¿Acaso no hay guerras, explotación despiadada, caos total en el mundo, a pesar de sus disciplinas, de sus religiones, de sus rígidas estructuras de moralidad? Examinemos, pues, esta estructura de moralidad y disciplina que hemos construido y que nos ha explotado, que está destruyendo la inteligencia humana. En el examen mismo de esta cerrada estructura de moralidad y disciplina, un examen cuidadoso y sin prejuicios, empezarán ustedes a comprender y desarrollar esa genuina moralidad que no puede ser sistematizada, petrificada.
La moralidad, la disciplina que ustedes tienen ahora, se basa en la búsqueda individual de la propia seguridad por medio de la religión y la explotación económica. Pueden hablar de amor y hermandad los domingos, pero los lunes explotan a los demás en sus diversas ocupaciones. La religión, la moralidad, la disciplina, actúan tan sólo como un pretexto para la hipocresía. Una moralidad así, desde mi punto de vista, es inmoral. Como ustedes buscan despiadadamente la seguridad económica, a causa de lo cual surge una moralidad adaptada para ese propósito, han creado en todo el mundo religiones que les prometen la inmortalidad mediante sus pesadas y peculiares disciplinas y moralidades. Mientras esta cerrada moralidad exista, tiene que haber guerras y explotación, no puede haber verdadero amor humano. Esta moralidad, esta disciplina tiene su base real en el egoísmo y en la cruel búsqueda de la seguridad individual. Cuando la mente se libera de este centro de conciencia limitada que se basa en el engrandecimiento propio, entonces adviene el exquisito y delicado ajuste a la vida, el cual no requiere reglas y regulaciones, sino que es en extremo inteligente y se expresa a sí mismo en la acción integrada del verdadero discernimiento.
Pregunta: A mí no me preocupa lo que pasa después de la muerte, pero tengo miedo de morir. ¿Debo combatir este miedo? ¿Cómo puedo superarlo?
Krishnamurti: Viviendo en el presente. La eternidad no se encuentra en el futuro, está siempre en el presente. No hay remedio alguno ni sustitución para el miedo, excepto la comprensión de la causa misma del miedo. La mente se limita todo el tiempo por los recuerdos del pasado, y estos recuerdos impiden la plenitud de la acción en el presente, lo cual crea el miedo a la muerte.
Vivir en el presente no es una proeza intelectual. Requiere comprender la acción y liberar a la mente de sus ilusiones. La mente tiene el poder de crear ilusión, y con eso estamos ocupados la mayor parte del tiempo - creando ilusiones, escapes, tapando otras cosas que no queremos comprender. La mente crea las ilusiones como medios de escape, y estas ilusiones, con su poder, impiden la plenitud de la acción y la comprensión total del presente. Así, las viejas ilusiones están creando nuevos y mayores obstáculos, futuras limitaciones. Por eso comenzamos a pensar en términos de tiempo, considerándolo un instrumento de comprensión, de crecimiento interno. La comprensión está siempre en el presente, no en el futuro. Y la mente rehúsa discernir en lo inmediato porque esto implica rebelarse contra todo lo que ha construido en la búsqueda de su propia seguridad.
Pregunta: Yo permito que mi imaginación divague sin temor alguno. ¿Es esto correcto?
Krishnamurti: En realidad, usted puede sentir temor de muchas cosas. Este vuelo imaginativo es otra forma de escapar de los problemas de la vida. Si es un escape, es un completo desperdicio de energía mental. Esa energía puede llegar a ser creativa y efectiva sólo cuando se ha liberado de las ilusiones y los temores que le han impuesto las tradiciones y los deseos autoprotectores.
Pregunta: ¿Está usted predicando el individualismo?
Krishnamurti: Temo que el interlocutor no ha comprendido bien lo que he dicho. No estoy abogando en absoluto por el individualismo. Desafortunadamente, la inmensa mayoría apenas si tiene una oportunidad para la expresión individual. Podemos pensar que actuamos de manera voluntaria, libre; pero, lamentablemente, sólo somos máquinas que funcionan en una rutina determinada bajo la compulsión de las circunstancias y del medio. ¿Cómo puede haber, entonces, plenitud de realización individual, que es la forma más elevada de inteligencia? Lo que llamamos expresión individual, en el caso de la inmensa mayoría de la gente, es nada más que una reacción que contiene muy poca inteligencia.
Pero hay una clase diferente de individualidad, que es la unicidad, resultado de la acción voluntaria y comprensiva. Es decir, si uno comprende el medio y actúa con el discernimiento de la inteligencia, entonces existe la verdadera individualidad. Esta unicidad no es separativa, porque es la inteligencia misma.
La inteligencia es sola, única. Pero si usted actúa tan sólo bajo la compulsión de las circunstancias, entonces, aunque pueda pensar que es un individuo, sus acciones son nada más que una reacción en la que no hay verdadera inteligencia. A causa de que el individuo actual es meramente una reacción en la que no puede haber inteligencia, lo que hay es caos en el mundo, donde cada individuo está buscando su propia seguridad y su irreflexiva realización personal.
La inteligencia es única, no puede dividirse como “mi” inteligencia y “su” inteligencia. Sólo la falta de inteligencia puede ser separada en unidades tales como “la suya” y “la mía”, y ésta es la fealdad de la discriminación que da origen a la explotación, la crueldad y el dolor.
¿Qué es la recta Acción?
Pláticas en Brasil, 1935
Río de Janeiro, Tercera plática, 4 de mayo 1935
Jiddu Krishnamurti. ¿Qué es la recta Acción? Obras completas tomo 2. 1934 - 1935. The Collected Works of J.Krishnamurti Volume 2. 1934 - 1935. What is Right Action? Jiddu Krishnamurti en español.