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El Propósito de la Educación

Capítulo 9 - Una Mente Abierta

¿Saben?, es muy interesante descubrir qué es el aprender. De un libro o de un maestro aprendemos matemáticas, geografía, historia; aprendemos dónde se encuentran Londres, Moscú o Nueva York; aprendemos cómo funciona una maquina, o cómo los pájaros construyen sus nidos y cuidan a sus crías, etcétera. Aprendemos mediante la observación y el estudio. Ése es un modo de aprender.

Pero, ¿no existe también otra forma de aprender - el aprender que llega a través de la experiencia? Cuando vemos una embarcación en el río, con sus velas que se reflejan en las tranquilas aguas, ¿no es ésa una experiencia extraordinaria? ¿Qué ocurre entonces? La mente acumula una experiencia de ese tipo, exactamente igual que como acumula los conocimientos, y al atardecer siguiente salimos para observar la embarcación, con la esperanza de tener la misma clase de sentimiento - una experiencia de júbilo, la sensación de una paz que muy raramente adviene en nuestras vidas. De ese modo, la mente acumula con suma asiduidad las experiencias; y este acumular la experiencia como memoria, es lo que nos hace pensar, ¿verdad? Lo que llamamos el pensar es la respuesta de la memoria. Al observar ese bote en el río y al experimentar una sensación de júbilo, atesoramos la experiencia como memoria y luego deseamos repetirla; así es como se pone en marcha el proceso del pensar, ¿correcto?

Vean, muy pocos de nosotros sabemos realmente cómo pensar. Casi todos repetimos meramente lo que henos leído en un libro, o lo que alguien nos ha dicho; o bien nuestro pensar es el resultado de nuestra propia y muy limitada experiencia. Aun si viajamos por todo el mundo y tenemos innumerables experiencias - conociendo personas muy diferentes y escuchando lo que tienen que decir, observando sus costumbres, sus religiones, sus comportamientos - lo que retenemos es el recuerdo de todo eso, del cual emana lo que llamamos el pensar. Comparamos, juzgamos, escogemos, y mediante ese proceso esperamos encontrar alguna razonable actitud hacia la vida. Pero esa clase de pensar es muy limitada, está restringida a un área muy pequeña. Tenemos una experiencia como la de ver el bote en el río, o un cadáver que llevan a los desfiladeros para su cremación, o a una aldeana agobiada por una pesada carga - todas estas impresiones están ahí, pero somos tan insensibles que no penetran hasta hundirse y madurar dentro de nosotros; sólo a través de la sensibilidad a todo cuanto nos rodea, tiene comienzo una diferente clase de pensar no limitada por nuestro condicionamiento.

Si nos aferramos firmemente a un grupo u otro de creencias, todo lo miramos a través de ese prejuicio o esa tradición en particular - no tenemos ningún contacto con la realidad. ¿Han reparado alguna vez en la mujer de la aldea que lleva una pesada carga a la ciudad? Cuando de veras reparan en ella, ¿qué les ocurre, qué sienten? ¿O es que han visto pasar a estas mujeres tan a menudo, que no sienten nada en absoluto porque se han habituado a ello y, por eso, apenas si las advierten? Y aun cuando observan algo por primera vez, ¿qué ocurre? Lo que ven lo traducen automáticamente con arreglo a sus prejuicios, ¿no es así? Experimentan eso conforme a su condicionamiento como comunistas, socialistas, capitalistas, o algún otro “ista”. Mientras que si no son ninguna de estas cosas y, por lo tanto, no miran a través de la pantalla de alguna idea o prejuicio, sino que hay un contacto directo, advertirán qué relación extraordinaria existe entre ustedes y aquello que observan. Si no tienen ningún prejuicio, ninguna predilección, si están abiertos, entonces todo lo que los rodea se vuelve extraordinariamente interesante, tremendamente vital.

Por eso es muy importante que se den cuenta de todas estas cosas mientras son jóvenes. Que estén atentos al bote en el río, que observen el tren que pasa, que vean al labriego que lleva una pesada carga, que observen la insolencia del rico, el orgullo de los ministros, de las personas importantes, de aquellos que creen que saben muchísimo - sólo obsérvenlos, no los critiquen. En el momento en que critican, no están en relación, ya tienen una barrera entre ustedes y ellos; pero si solamente observan, entonces tendrán una relación directa con la gente y con las cosas.

Si pueden observar atentamente, profundamente, pero sin juzgar ni sacar conclusiones, descubrirán que el pensar de ustedes se vuelve asombrosamente agudo. Entonces están aprendiendo todo el tiempo.

En todas partes alrededor de nosotros hay nacimiento y muerte, está la lucha por el dinero, por la posición, por el poder, el incesante proceso de lo que llamamos vida. Y, ¿no se preguntan a veces, cuando aún son muy jóvenes, qué es todo eso? Vean, casi todos queremos una respuesta, queremos que se nos diga qué es todo eso; de manera que acudimos a un libro político o religioso, o le pedimos a alguien que nos lo diga. Pero nadie puede decírmelo, porque la vida no es algo que podamos entender por medio de un libro, ni su significación puede captarse siguiendo a otro o mediante alguna forma de plegaria. Ustedes y yo tenemos que comprenderla por nosotros mismos - y eso podemos hacerlo solamente cuando estamos completamente despiertos, muy alertas, vigilando, observando, interesándonos en todo lo que nos rodea; y entonces descubriremos qué es ser realmente feliz.

Las personas son, en su mayoría, desdichadas; y lo son porque no hay amor en sus corazones. El amor surge en nuestro corazón cuando no hay una barrera entre uno mismo y otro, cuando nos enfrentamos a las personas y las observamos sin juzgarlas, cuando vemos el velero en el río y disfrutamos de su belleza. No dejen que sus prejuicios les empañen la observación de las cosas tal como son; sólo observen, y descubrirán que, gracias a esta simple observación, a esta percepción de los árboles, de los pájaros, de la gente que trabaja, que camina, que sonríe, algo sucede dentro de ustedes. Si esta cosa extraordinaria no nos ocurre, si no surge el amor en nuestros corazones, la vida tiene muy poco sentido; y por eso es tan importante que el educador se eduque a fin de que pueda ayudarlos a comprender la significación de todas estas cosas.

Interlocutor: ¿Por qué queremos vivir en el lujo?

Krishnamurti: ¿Qué entiende usted por lujo? Tener ropas limpias, mantener limpio el cuerpo, alimentarse bien, ¿llama lujo a eso? Puede parecerle un lujo al hombre que se está muriendo de hambre, que viste harapos y no puede bañarse todos los días. Así que el lujo varía de acuerdo con los deseos de uno; es una cuestión de grados.

Ahora bien, ¿sabe bien qué pasa con usted si es aficionado al lujo, si está apegado al confort y siempre quiere sentarse en un sofá o en una silla demasiado mullida? Su mente se adormece. Es bueno tener un poco de comodidad corporal; pero enfatizar el confort, darle una gran importancia, es tener una mente soñolienta. ¿No ha notado lo felices que son casi todas las personas gordas? Nada parece perturbarlas a través de sus muchas capas de grasa. Esa es una condición física, pero también la mente acumula capas de grasa; no desea ser cuestionada ni molestada de cualquier otra manera, y una mente así, poco a poco se echa a dormir. La que ahora llamamos educación, generalmente adormece al estudiante, porque si éste formula preguntas realmente agudas, penetrantes, el maestro se inquieta mucho y dice: “Sigamos con nuestra lección”.

Por lo tanto, cuando la mente se apega a cualquier forma de confort, cuando se aficiona a un hábito, o a un sitio particular que llama “mi casa”, comienza a adormecerse; y comprender este hecho es más importante que preguntar si vivimos lujosamente o no. La mente que es muy activa, alerta, observadora, nunca se aficiona al confort; el lujo nada significa para ella. Pero el poseer solamente muy pocas ropas, no quiere decir que uno tiene una mente alerta. El sannyasi que exteriormente vive de una manera muy sencilla, puede ser muy complejo en lo interno, cultivando la virtud, deseando alcanzar la verdad, llegar a Dios. Lo importante es ser muy sencillos, muy austeros internamente, lo cual implica tener una mente no obstruida por creencias, por temores, por innumerables deseos, porque sólo una mente así es capaz de un verdadero pensar, sólo ella puede explorar y descubrir.

Interlocutor: ¿Puede haber paz en nuestra vida mientras tengamos que luchar con nuestro ambiente?

Krishnamurti: ¿No deben ustedes luchar con su ambiente? ¿No deben abrirse paso por él? Aquello en que creen sus padres, el trasfondo social, las tradiciones, la clase de alimentos que comen, las cosas que los rodean tales como la religión, el sacerdote, el hombre rico, el pobre, todo eso es el ambiente en que viven. ¿Acaso no deben abrirse paso por ese ambiente cuestionándolo, rebelándose contra él? Si uno no se rebela, si meramente acepta su ambiente, hay una cierta clase de paz, pero ésa es la paz de la muerte; mientras que si luchamos para abrirnos paso por el ambiente y encontrar por nosotros mismos aquello que es verdadero, entonces descubriremos una clase diferente de paz que no es mero estancamiento. Es esencial que luche usted con su ambiente. Tiene que hacerlo. Por lo tanto, lo importante no es la paz. Lo que importa es que comprenda su ambiente y se abra paso por él; y desde ahí llega la paz. Pero si busca la paz mediante la mera aceptación de su ambiente, se dormirá usted, y entonces es como si se muriera. Por eso es que, desde la más tierna edad, tiene que haber en ustedes un sentido de rebelión. De lo contrario, sólo se deteriorarán, ¿no es así?

Interlocutor: ¿Es usted feliz o no?

Krishnamurti: No lo sé. Jamás he pensado al respecto. En el momento en que uno piensa que es feliz, deja de ser feliz, ¿no es cierto? Cuando ustedes juegan y gritan con alegría, ¿qué sucede en el instante en que se vuelven conscientes de que están alegres? Dejan de estarlo. ¿No lo han notado? Por lo tanto, la felicidad es algo que no se encuentra en el campo de la conciencia egocéntrica.

Cuando uno trata de ser bueno, ¿es bueno? ¿Puede practicarse la bondad? ¿O la bondad es algo que llega naturalmente porque uno ve, observa, comprende? Del mismo modo, cuando uno tiene conciencia de que es feliz, la felicidad se va por la ventana. Es absurdo buscar la felicidad, porque hay felicidad solamente cuando uno no la busca.

¿Saben qué significa la palabra “humildad”? ¿Puede uno cultivar la humildad? Si uno se repite cada mañana: “Voy a ser humilde”, ¿es eso humildad? ¿O la humildad surge por sí misma cuando ya no alimentamos el orgullo, la vanidad? De la misma manera, cuando las cosas que impiden la felicidad han desaparecido, cuando han llegado a su fin la ansiedad, la frustración, la búsqueda de la propia seguridad, entonces la felicidad está ahí, uno no tiene que buscarla.

¿Por qué están tan silenciosos casi todos ustedes? ¿Por qué no discuten conmigo? ¿Saben?, es importante que expresen sus pensamientos y sentimientos por mal que lo hagan, porque eso tendrá para ustedes un gran significado, y les diré por que. Si comienzan a expresar sus pensamientos y sentimientos ahora, aunque sea de una manera vacilante, cuando crezcan no serán asfixiados por el ambiente, por sus padres, por la sociedad, por la tradición. Pero, desafortunadamente, sus maestros no los alientan para que cuestionen, no les preguntan qué piensan ustedes.

Interlocutor: ¿Por qué lloramos y qué es el dolor?

Krishnamurti: Un niño pequeño quiere saber por qué lloramos y qué es el dolor. ¿Cuándo lloras tú? Lloras cuando alguien te quita tu juguete, o cuando te sientes ofendido, o cuando no ganas en el juego, o cuando tu maestro o tus padres te reprenden, o cuando alguno te golpea. A medida que vas creciendo lloras menos y menos, porque te endureces contra la vida. Muy pocos de nosotros lloramos cuando somos mayores, porque hemos perdido la extraordinaria sensibilidad de la infancia. Pero el dolor no es meramente la pérdida de algo, no es sólo el sentirnos reprimidos, frustrados; el dolor es algo mucho más profundo. Mira, existe una cosa como la falta de comprensión. Si falta la comprensión, hay un gran dolor. Es una desdicha cuando la mente no puede penetrar más allá de sus propias barreras.

Interlocutor: ¿Cómo podemos llegar a integrarnos sin conflicto?

Krishnamurti: ¿Por qué objeta usted el conflicto? Todos ustedes parecen pensar que el conflicto es una cosa terrible. Ahora usted y yo estamos en conflicto, ¿no es así? Yo trato de decirle algo y usted no comprende; hay entonces una sensación de conflicto, de fricción. ¿Y qué hay de malo con la fricción, con el conflicto, con la inquietud? ¿Es que no han de inquietarse ustedes? La integración no llega cuando uno la busca evitando el conflicto. Es sólo a través del conflicto y de la comprensión del mismo, que hay integraron.

La integración es una de las cosas más difíciles de lograr, porque implica la completa unificación de nuestro ser en todo lo que hacemos, decimos y pensamos. Y eso no es posible si no se comprende la relación - la relación que uno tiene con la sociedad, con el pobre, con el aldeano, el mendigo, el millonario y el gobernador. Para comprender la relación tienen ustedes que bregar con ella, tienen que cuestionar y no meramente aceptar los valores establecidos por la tradición, por sus padres, por el sacerdote, por la religión y el sistema económico de la sociedad que los rodea. Por eso es esencial que se rebelen, de lo contrario jamás estarán integrados.

El Propósito de la Educación

Capítulo 9 - Una Mente Abierta

Jiddu Krishnamurti, El Propósito de la Educación. Think on These Things. Jiddu Krishnamurti en español.

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