El Camino de la Inteligencia.
La Comprensión profunda en la Regeneración - Parte 2
2º Seminario en Madrás, 14 de Enero de 1978
Pupul Jayakar: ¿Podríamos discutir la regeneración, su naturaleza, y si resulta esencial para el hombre? Y, si es esencial para el hombre y para la sociedad, ¿cuál es el lugar para el autoconocimiento en todo este área?
Achyut Patwardhan: Hasta ahora el tema importante de nuestra discusión ha sido establecer los límites del conocimiento. Tengo la sensación de que su relevancia en el proceso total de autoconocimiento ya ha sido remarcada en límites de crecimiento, de conocimiento.
Pupul Jayakar: ¿El conocimiento y sus límites dependen del autoconocimiento? El problema de la regeneración no está contenido en los límites del conocimiento; este último es sólo uno de los factores de la regeneración. El autoconocimiento también es una parte integrante. ¿Son ambos independientes?
Achyut Patwardhan: Nuestro planteamiento ha sido negar lo que parece adquirir una importante preponderancia en nuestro propio desarrollo. Adquiere la forma de la búsqueda del conocimiento, un proceso muy sutil que se basa en inhibir, distraer o distorsionar la mente de la confrontación directa.
Pupul Jayakar: Estamos familiarizados con el proceso aditivo. En cierto sentido, este proceso es la ampliación del campo del conocimiento. Me refiero al conocimiento como información. ¿Estamos hablando de los límites del conocimiento, independiente del autoconocimiento o regeneración?
Achyut Patwardhan: Por supuesto que no.
P. K. Sundaram: El problema de la regeneración del hombre está conectado, principalmente, con los límites del conocimiento. Presuponemos que el conocimiento es información, no esa clase de experiencia que es el autoconocimiento, y nos preguntamos ¿qué podemos conocer? La cuestión atañe también a los orígenes del conocimiento.
J. Krishnamurti: No sé lo que significa para usted regeneración, ¿ser hecho otra vez?, ¿ser hecho de nuevo? Estamos hablando de la transformación del hombre, de la terminación de su ansiedad -su estilo de vida, una vida que es desagradable- y, a partir de esa terminación, el nacimiento de algo nuevo. ¿Es eso lo que queremos decir con regeneración? Si es así, ¿cuál es la relación entre conocimiento y regeneración? ¿Es el conocimiento un punto fijo? ¿Es estático, aditivo? ¿Es aditivo el proceso de autoconocerse y, por eso, es causa de la regeneración? ¿Es eso lo que estamos preguntando? ¿Puede el conocimiento, que es acumulativo, probablemente infinito, originar la regeneración? Existe la comprensión de uno mismo, el «conócete a ti mismo». Los hindúes lo han dicho, los budistas, de otra manera, también lo afirman, todas las religiones lo han dicho. ¿Es aditivo ese conocerse a sí mismo? ¿Es la verdadera sustancia del yo, el conocimiento -siendo conocer la experiencia almacenada como memoria, todas las cosas que el hombre ha acumulado-? ¿Qué es lo que estamos preguntando? Podemos comenzar con la pregunta: ¿puedo conocerme a mí mismo? No según algunos filósofos sino si es posible que me conozca a mí mismo. Me gustaría examinar el verbo «conocer». El Dr. Illich señaló ayer: «tengo conocimiento de usted, pero no le conozco». Tengo conocimiento, en el sentido de que me he encontrado con usted, etc. Tengo conocimiento de usted pero, ¿puedo en modo alguno conocerlo? Del mismo modo, tengo conocimiento de mí mismo, conocimiento limitado, fragmentario, conocimiento originado en el tiempo. Sin embargo, ¿puedo conocerme a mí mismo fundamental e irrevocablemente?
Radha Burnier: ¿Qué entiende usted por «irrevocablemente»?
J. Krishnamurti: Un árbol es un árbol; eso es irrevocable. Un peral nunca llegará a ser un manzano.
Achyut Patwardhan: Aquí es donde surgen mis dificultades. Incluso en relación al autoconocimiento, verbalizarlo ocupa un lugar muy importante. Dejando eso de lado, ¿tendremos capacidad para conocer cualquier cosa?
Ivan Illich: Me estoy haciendo la misma pregunta. El conocimiento, la súbita percepción que surge como un destello y que más tarde puede ser interpretada lógicamente, que puede ser referida en palabras, ¿es eso conocimiento en su terminología?
Achyut Patwardhan: El canal de la percepción inmediata puede no ser verbal, pero nuestro movimiento normal es percibir y nombrar, y al nombrar surge el reconocimiento y lo que llamamos conocimiento. Por eso, realmente, el nombrar tiene un papel preponderante en el conocimiento. El autoconocimiento puede estar dentro del campo de la percepción inmediata.
J. Krishnamurti: ¿Está usted preguntando si, en caso de que no haya verbalización, existe el «yo» en absoluto? Yo diría que si la verbalización no existe, la personalidad, el «yo», el ego, se acaba, llega a su término. ¿Puede haber un conocimiento de que la palabra no es la cosa? Obviamente, la palabra no es la cosa. La palabra «árbol» no es el hecho real. Por eso, ¿si no hay verbalización, qué es el hecho, qué es lo que queda? ¿Permanece la personalidad, el yo?
Pupul Jayakar: ¿Cómo se contesta eso?
Achyut Patwardhan: Usted ha dado un salto.
G. Narayan: Existen formas de conocimiento semejantes a la percepción inmediata (insight) y algunas formas de percepción inmediata que no pueden transformarse en conocimiento por medio del proceso aditivo. El camino que uno aborda es muy significativo. Algunos tipos de conocimiento tienen el sabor de la percepción inmediata, pero se reducen a conocimiento.
J. Krishnamurti: Decíamos que entendemos el significado y la importancia de la regeneración. ¿Cómo puede regenerarse el hombre, renovarse completamente a sí mismo, como un ave fénix? ¿Depende del entorno, social, económico? ¿O la regeneración, como conocimiento, no tiene ninguna relación con las presiones del entorno? Debemos penetrar en ello. Enseguida llegaremos a diferentes tipos de conocimiento. ¿Estamos de acuerdo en el significado de la regeneración como una revolución total, psicológica, profunda en el sentido de que algo nuevo nace de eso?
Entonces, ¿es el conocerse a sí mismo el factor central de la regeneración? Si eso es así, ¿cómo voy a conocerme a mí mismo sabiendo que la palabra no es la cosa, que la descripción no es lo descrito? ¿Cuál es el paso siguiente, de no existir verbalización? Si usted no verbaliza, deja aparte toda el área de la moralidad, de la ética. Las palabras han llegado a tener gran importancia para nosotros. Tomemos la palabra violencia; si no empleo la palabra y estoy libre de la verbalización, con todo su significado, ¿qué es lo que queda?
Señor, ¿por qué verbalizo? Verbalizo mi sentimiento por usted porque quiero comunicare con usted.
Achyut Patwardhan: También conmigo mismo. Este es el peligro mayor.
J. Krishnamurti: A eso voy. En primer lugar, verbalizo lo que siento para mí mismo y después para comunicarme.
Achyut Patwardhan: Aquí hay una enorme trampa que es el fenómeno de la tristeza. Veo a alguien que sufre y puedo expresarlo sin sentir compasión en mi corazón. Vivo en palabras. Por lo tanto, las palabras son mi mejor protección y, al mismo tiempo, llegan a ser una barrera para el autoconocimiento. A menos que sea capaz de habérmelas con palabras, no puedo moverme. El cerebro humano almacena imágenes, crea imágenes, símbolos, etc.
J. Krishnamurti: ¿Quiere eso decir que todas nuestras relaciones, intelectuales, sexuales, etc., entre dos seres humanos, se basan en palabras, imágenes, representaciones?
¿Existe pensamiento sin verbalización? ¿Cuando le digo a alguien «te quiero», expresan las palabras lo que siento? Las palabras no son la cosa; sin embargo, éstas, necesitan ser expresadas y utilizo las palabras como medio de comunicación. Ahora bien, nos estamos preguntando cómo puede el hombre regenerarse a sí mismo sin ninguna causa, sin ningún motivo, sin ningún influjo del ambiente, ya sea social, político, moral o religioso. Pienso que debemos dejar claro este punto y después proseguir. ¿Qué dice usted, Dr. Illich?
Ivan Illich: Me gustaría hacerle una pregunta. ¿Son las palabras parte del entorno?
J. Krishnamurti: Sí.
Ivan Illich: Por lo tanto, cuando utilizo palabras también influyo en el entorno, además de estar influenciado por él.
J. Krishnamurti: La palabra también es el entorno e influye en mi pensamiento. Si he nacido en este lugar del país en particular, todo mi desarrollo cultural, mi progreso, se basa en esta cultura. El propio lenguaje me afecta; puede llegar a ser una barrera entre usted y yo.
Ivan Illich: Cosas como ésas pueden destruir a dos personas.
J. Krishnamurti: Por eso, al darme cuenta de que el lenguaje puede llegar a ser una barrera, lo elimino. Se acabó. Lo empleo sólo para comunicarme.
Ivan Illich: ¿Hay algo en mi interior que no se vea afectado por el lenguaje del mismo modo que la respiración afecta a mi cuerpo? ¿Existe algún punto dentro de mí que el entorno no haya tocado?
J. Krishnamurti: Señor, ¿ve usted lo que está ocurriendo? Ya estamos en comunicación uno con otro. Su pregunta: «¿hay algo en este ‘yo’ que no se vea afectado, tocado, conformado, moldeado, por el entorno?», ya nos ha puesto en comunicación. Los hindúes dicen que hay algo. El Dr. Illich, quiere saber si en el «yo», en esta estructura existente que es el «yo», hay algún punto, algo que no esté conformado, moldeado, contaminado, sometido a presión por el entorno. Usted que es un erudito, un pandit[17], ¿cuál sería su respuesta?
P. K. Sundaram: Las partes que se supone que son afectadas por el lenguaje, etc., son únicamente las partes psicológicamente del «yo». Es el desarrollo empírico del ego. Pero incluso antes del desarrollo empírico del ego, debería existir una base para este desarrollo. En caso contrario, el lenguaje como entorno sería inútil. La palabra como entorno me afecta. No se origina una vez que ha sido afectada por el entorno; más bien existe ya algo que se supone que es afectado. Ahora bien, si existe algo antes de ser afectado por el entorno, ¿cuál es su carácter?, ¿puede aumentar o disminuir a causa del entorno? Si usted cree que el entorno crea el yo, la personalidad y, al mismo tiempo, presupone que existe algo anterior a la influencia del lenguaje, se está usted contradiciendo. Yo pienso que existe algo antes del entorno que lo afecta.
J. Krishnamurti: No le entiendo muy bien.
Radha Burnier: El profesor Sundaram afirma que hay un sustrato, de naturaleza esencial, sobre el cual el pensamiento construye el «yo» psicológico, empírico. Por consiguiente, hay una zona que, lógicamente, no se ve afectada por el pensamiento.
J. Krishnamurti: Es decir, está usted afirmando que hay en mí, en mi existencia, en mi vida, un estado no contaminado, no moldeado. ¿Eso le satisface?
Ivan Illich: Acepto sus palabras, no usaré otros términos y, sin embargo, puesto que no puede ser afectado por el lenguaje, sólo puedo hablar en términos negativos. Este punto particular, algo que es luz, que lanza destellos, es algo sobre lo que todavía no hay pruebas, algo que yo pueda comprender. Y cuando hablo sobre eso, me atrevo a captarlo en una palabra. ¿Lo aceptaría usted?
J. Krishnamurti: Creo que no.
Pupul Jayakar: Entonces, ¿cómo exploramos esto? ¿Cómo llego a saber si un planteamiento u otro es real?
J. Krishnamurti: ¿Puedo decirlo de otra manera? Yo, incluso, no me formulo la pregunta de «¿hay algo en mí que no sea determinado por el entorno?» Todo lo que sé es que, a menos que un ser humano encuentre el origen de la regeneración, y no la idea, lo nuevo no es posible. Por eso, entonces, mi preocupación es la palabra «entorno», cultura, sociedad, todo lo que es el «yo», y yo soy el producto de todo eso. Soy el producto total de todas las influencias religiosas, psicológicas, sociales. La regeneración sólo es posible cuando terminan todas las influencias exteriores o las que yo mismo he creado como reacción. Entonces quizás pueda contestarlo. Hasta entonces sólo puedo especular. Por eso comienzo afirmando que, como ser humano, es absolutamente necesario provocar una revolución en la estructura total. No me refiero a nivel biológico, puesto que no puedo hacer que me crezca un tercer brazo; sin embargo, ¿existe alguna posibilidad de regeneración total? Usted me dice «conózcase a sí mismo», es decir, tenga conocimiento sobre sí mismo. Veo el peligro del conocimiento, conocimiento que es acumulativo, progresivo, dependiente del entorno, etc. Por lo tanto, comprendo las limitaciones del conocimiento. Me digo a mí mismo que lo he entendido. Por eso, cuando uso las palabras «conocerme a mí mismo», veo que el conocimiento, cuando es verbalizado, puede ser la causa que me impide investigar profundamente en mi propio interior. Entonces pregunto, ¿pueden mi cerebro, mi mente, toda mi estructura, estar libres de palabras?
Achyut Patwardhan: Pienso que es ahí adonde los límites del conocimiento le conducen.
J. Krishnamurti: Achyutji, creo que usted no está comprendiendo bien. Hemos dicho que el conocimiento es acumulativo. Conocerme a mí mismo puede no ser acumulativo en absoluto.
Achyut Patwardhan: La verbalización es la quintaesencia del conocimiento.
J. Krishnamurti: ¿Puedo emplear la palabra «conocimiento» cuando sea necesario y estar libre de la palabra en mi investigación?
Sunanda Patwardhan: ¿Está usted diciendo que hay una investigación sin la palabra?
J. Krishnamurti: Eso es.
Achyut Patwardhan: Cuando investigamos la palabra es inevitable y, a la vez un obstáculo.
J. Krishnamurti: Evidentemente. La dificultad para el Dr. Illich es que estamos empleando un lenguaje al que él no está acostumbrado. Para nosotros conocimiento significa una cosa y para él significa alguna otra. Por eso dice que no le sigue a usted. Por lo tanto debemos establecer una comunicación lingüística, semántica.
Y, de este modo, llego al punto en el que no conozco el sustrato, los cimientos sobre los cuales «yo soy». No presupondré nada; no quiero aceptar ninguna autoridad, incluyendo mi propia esperanza. Por eso pregunto cómo investigarme a mí mismo, y cuál es el movimiento y el ímpetu necesario para «conocerme a mí mismo». No el tener conocimientos de uno mismo.
Pupul Jayakar: ¿Puede explicar, un poco más, la diferencia entre conocimiento de mí mismo y conocerme a mí mismo?
J. Krishnamurti: Tengo conocimiento de mí mismo a través de mis reacciones, mis sentimientos, mis respuestas a otros en mis relaciones. He estado celoso, sensual, enojado. Todas estas son reacciones, pero es mucho más que eso. Todo lo que sé se basa en la verbalización. Digo que he estado celoso; la palabra «celos», con todas sus connotaciones, me impide la observación de ese sentimiento al que he denominado celos. Por eso, ¿es posible observar sin la palabra? ¿Puede existir solamente el sentimiento sin la palabra, considerando que la palabra es el entorno?
Hay un sentimiento. En ese sentimiento está el observador. Ahí hay división. Es decir, ¿es diferente el observador de lo observado? El divide a los dos. Yo soy diferente de la cosa observada. Pero al observarme a mí mismo en tanto la palabra está asociada a la cosa que observo, ello distorsiona la observación. Y, por eso, me pregunto, ¿puedo observar, estar atento al sentimiento, sin nombrarlo?
¿Puedo simplemente observar? ¿Puede existir sólo observación sin identificación con la palabra? Si es así, quitamos a la vez tanto la división como lo opuesto. De ese modo eliminamos uno de los factores tradicionales que esta división provoca -los celos y yo- y, por lo tanto, la observación es no verbal, hay solamente observación.
Achyut Patwardhan: No he llegado a eso.
J. Krishnamurti: Entonces, ¿cómo nos comunicaremos el uno con el otro? Usted no ha eliminado la palabra. Usted ha afirmado que la verbalización es la barrera. ¿Qué puedo decirle acerca de ese factor central en el que no hay conflicto, sino sólo observación?
Pupul Jayakar: ¿Se puede eliminar la palabra? ¿Cómo se hace?
J. Krishnamurti: Comprendo que la palabra no es la cosa. Eso se entiende claramente. Cuando digo «te quiero», no son sólo palabras; hay algo más allá de las palabras. Por lo tanto, no estoy atrapado por las palabras. No puedo eliminarlas, ya que son necesarias para comunicarse. Pero digo que uno las elimina en sí mismo o desaparecen cuando uno ve que el observador es lo observado, el pensador es lo pensado, el experimentador lo experimentado. La división, llega a su fin totalmente y, por lo tanto, el conflicto también llega a su fin.
Achyut Patwardhan: Es como los semáforos. Yo digo que la comunicación verbal detiene como la luz roja del semáforo y vuelve a cambiar otra vez.
J. Krishnamurti: ¿Está usted diciendo que veo esto por un instante y vuelvo después a mis viejos hábitos arraigados?
Radha Burnier: ¿Podemos decirlo de otro modo? Usted ha mencionado los celos. Puede haber un movimiento de celos y, si uno lo contempla sin la palabra, en ese momento hay una suspensión de esa cosa. En el autoconocimiento no hay solamente el movimiento de los celos, sino también un enorme contenido que ha sido construido. ¿Cómo se puede captar el objeto en su totalidad sin la palabra?
J. Krishnamurti: ¿Se da usted cuenta, realmente, no teóricamente, de que la palabra no es la cosa?
Radha Burnier: En algunos momentos sí.
J. Krishnamurti: Eso no es darse cuenta. Es peligroso, como un autobús precipitándose sobre usted.
Radha Burnier: Todos estamos condicionados para confundirlos. Esto viene de mucho tiempo atrás. Puedo decir que, en ese momento, la palabra no es el objeto.
J. Krishnamurti: No, es la verdad eterna. Si eso es así, y la palabra «celos» no es el estado, ¿podemos observar los celos sin la palabra, sin todas las asociaciones de la palabra? ¿Observarlos como si fuera la primera vez, sin incluir todo lo que está asociado con ellos? Eso requiere un tremendo estado de alerta, de atención, que tiene su propia y extraordinaria disciplina, y no está influenciado. Nos interesa la regeneración; si un ser humano, sin influencias externas, puede provocar esta cualidad extraordinaria de la regeneración en un cerebro, en su mente, en sus sentimientos.
Para entender esto profundamente, debe usted «conocerse a sí mismo». Por eso pregunto: ¿qué es la palabra «conocer», aparte del conocimiento? Usted la está limitando cuando dice «yo sé». Entonces, ¿puedo observarme a mí mismo sin la palabra, el lenguaje, el conocimiento o el reconocimiento? ¿Me entiende? Me miro a mí mismo y lo hago sin análisis. Tengo este sentimiento de celos, surge. Hay una reacción instantánea, una verbalización de ese sentimiento, lo que quiere decir que lo he llevado a los recuerdos de lo que ha ocurrido antes y entonces lo reconozco. Si no existe reconocimiento, es por tanto algo nuevo y ése es el principio de la regeneración.
Achyut Patwardhan: Al observar, advierto el surgir del reconocimiento a través de la palabra y digo que es la palabra la que está proporcionando estabilidad a lo que estoy observando, debido a que yo no soy diferente de lo que observo.
Radha Burnier: Sin embargo, Krishnaji dice que no existe reconocimiento porque la memoria es eliminada y, por lo tanto, lo nuevo está allí.
J. Krishnamurti: Usted dice «conócete a ti mismo». ¿Pero cómo voy a conocerme a mí mismo, observar lo que soy? ¿Llevo a esa observación las memorias pasadas, las heridas, los recuerdos, y con esas memorias me observo a mí mismo? Este es mi punto de vista. Si yo introduzco esas memorias, entonces no estoy mirando, las que miran son las memorias, y las memorias están en acción.
¿Puede haber una suspensión, puedo dejar a un lado las memorias y observar? Ese puede ser el factor de regeneración porque en dicha observación hay una ruptura con el pasado.
Sunanda Patwardhan: ¿De una vez por todas?
J. Krishnamurti: Eso es codicia. Mire, quiero conocerme a mí mismo porque de otra manera no tengo fundamento para nada. Conozco los límites de las palabras. Existe una observación de la palabra y una observación de los límites del conocimiento. Puedo verlo cuando empleo las palabras «conocerme a mí mismo». Las he sumergido en una taza, ahogándolas. Por tal motivo, no empleo esas palabras. ¿Existe una observación del movimiento del yo sin la palabra, sin reconocimiento, sin la experiencia previa que en la observación distorsiona lo que está ocurriendo?
Ivan Illich: La verdad es que, humanamente, yo no puedo mirar sin ser totalmente yo mismo al hacerlo. Y por consiguiente, puedo colocar la palabra en suspensión. Pero a veces necesito muletas.
J. Krishnamurti: En el momento en que usa las palabras «necesito muletas», las necesitará.
Ivan Illich: Acepto sus críticas a la palabra «necesidad». De vez en cuando me encuentro a mí mismo utilizando muletas y no voy a desesperarme por ello.
J. Krishnamurti: Achyutji, usted hablaba de la luz roja del semáforo que le detiene por unos momentos. ¿Puede detenerse todo el pasado? Sin embargo, tiene tanta fuerza que regresa. El Dr. Illich dice lo mismo, que en determinados momentos necesita muletas.
Conocerme a mí mismo resulta muy importante. Veo las limitaciones del conocimiento, veo claramente, muy claramente, que la simple palabra «conocer» es peligrosa, en el sentido de que tiene tremendas asociaciones con conocimiento. ¿Qué he abandonado? He entendido las limitaciones del conocimiento; veo también la palabra anglo-europea «sentimiento» y observo el peligro de esa palabra, puesto que puedo inventar muchos sentimientos y gran cantidad de frivolidades. Es decir, que puedo ver también las limitaciones de ello. Y, al final de todo esto, ¿dónde estoy?
Empecé con la regeneración, llegué a las limitaciones del conocimiento, las limitaciones del sentimiento, los peligros asociados a esto y al final pregunto: «¿me conozco a mí mismo?» Porque ese «mí mismo» es la limitación del conocimiento, la limitación de la palabra «conocer», el sentimiento y la entidad que me dice que tengo que librarme de esto y que pregunta «¿quién soy yo?». Todo esto es el yo, la personalidad, con sus asociaciones, con todas las cosas extravagantes, fragmentarias, implicadas en ella. Y, al final de todo, ¿dónde estoy?
Puedo decir honestamente con una afirmación legítima, legítima en el sentido de que no la estoy inventando, que no voy a aceptar la autoridad de otra persona, que no hay nada que conocer. Lo cual no significa que haya alguna otra cosa. Todo lo que puedo decir es que no hay nada, lo que quiere decir que no hay ninguna cosa, que no hay un sólo movimiento del pensamiento. Hay una terminación, un detenimiento del pensamiento. No hay ninguna cosa. Sobre eso he construido todos mis apegos, mis creencias, mis temores. En este nada, todo es. Por lo tanto, aquello es irreal; esto es real.
Así que he encontrado una clave para la regeneración, que es el vaciamiento de la mente de todo el pasado que es conocimiento, las limitaciones de conocer, los sentimientos y el contenido de mis sentimientos. ¿Le llamaría usted meditación a esto?
Ivan Illich: Sí, cuando lo hago por mí mismo.
J. Krishnamurti: «Mí mismo» son palabras.
Ivan Illich: Sí, cuando lo hago.
J. Krishnamurti: ¿Es esta acción progresiva o inmediata?
Ivan Illich: Me parece que es inmediata y no progresiva.
J. Krishnamurti: Correcto, déjelo ahí.
Ivan Illich: Sin embargo, estoy de acuerdo en que existe la tentación de hacerla progresiva, de transformarla luego en algo que uno quiere.
J. Krishnamurti: ¿Qué significa la palabra tentación? Una de nuestras dificultades es que vemos todo esto intelectualmente y después hacemos una abstracción de ello, lo cual es una idea, una conclusión, y luego trabajamos con la conclusión. Realmente, ¿he comprendido en toda su profundidad las limitaciones del conocimiento, entendiendo por conocimiento las instituciones, sistemas, todo?
Me gustaría preguntarle: ¿está teniendo lugar una regeneración? Perdóneme si le he puesto en un aprieto. Todos hemos escuchado y hablado, eso es cierto. Veo que la regeneración es tremendamente importante. ¿Lo he captado, lo he saboreado, tiene un perfume? ¿Lo he entendido? No en el sentido de retenerlo. Si no, ¿de qué hemos estado hablando? ¿Es que, simplemente, hemos estado arando continuamente en arena y nunca hemos sembrado? ¿Dr. Illich, estamos en comunicación lingüística uno con otro?
Ivan Illich: Creo que sí. ¿Puedo hacerle una pregunta? No me gustaría parecer imprudente. Cuando usted planteó la cuestión de si estaba teniendo lugar una regeneración, ¡me hubiera gustado contestar: oigo muy atentamente el canto de los pájaros en los árboles!
J. Krishnamurti: Sí. Yo también lo he estado escuchando.
[17] Pandit : Erudito, muestro que enseña la tradición brahmánica. volver
El Camino de la Inteligencia.
La Comprensión profunda en la Regeneración - Parte 2
2º Seminario en Madrás, 14 de Enero de 1978
Jiddu Krishnamurti, Camino de la Inteligencia. Pensamiento, observación.
The Way of Intelligence 1978-1982. Jiddu Krishnamurti en español.