El Camino de la Inteligencia.
El Futuro del Hombre - Parte 3
Seminario en Nueva Delhi
5 de Noviembre de 1981
Pupul Jayakar: La mayoría de la gente ve que en la mente humana hay una disminución del espacio disponible para explorar, debido a las numerosas presiones que actúan sobre ella; una incapacidad para enfrentarse a situaciones complejas, a la violencia y al terror. Yo sugeriría que no abordemos los problemas específicos del miedo o el futuro de la humanidad, sino que desnudemos la estructura de la mente humana, colocándonos cara a cara con la estructura del pensamiento. Sólo entonces nos resultará posible penetrar en esas complejidades que ocupan nuestra conciencia.
J. Krishnamurti: Hemos hablado juntos acerca del movimiento del miedo. ¿De qué forma escuchan ustedes estas afirmaciones? ¿Cómo las leen? ¿Cuál es el impacto de estas declaraciones sobre ustedes? Dijimos que el deseo, el tiempo, el pensamiento, el dolor... todo eso es el miedo; y usted lo ha expresado muy claramente, en palabras simples. Me ha comunicado la verdad de ello, no su descripción verbal. ¿Cómo escucho esta afirmación? No me opongo ni comparo lo que usted dice con algo que ya sé, sino que escucho realmente lo que usted dice. Eso ha entrado en mi conciencia, esa parte de la conciencia que está dispuesta a comprender totalmente lo que usted ha dicho. ¿Cuál es el impacto? ¿Se trata de un impacto verbal o lógico, o me ha hablado usted en un nivel en el que puedo ver la verdad de lo que afirma? ¿Qué es lo que eso provoca en mi conciencia?
Pupul Jayakar: Hemos discutido sobre el futuro de la humanidad, sobre el peligro que supone que la tecnología asuma funciones propias del hombre. El hombre parece estar paralizado. Usted ha señalado que sólo existen para él dos caminos: el camino del placer o el del movimiento interior. Ahora, me gustaría preguntarle «cómo» se lleva a cabo ese movimiento interior.
J. Krishnamurti: Cuando usted me pregunta «cómo», me está pidiendo un sistema, un método, una práctica. Eso es obvio. De no ser así, nadie preguntaría «cómo». ¿Qué tengo que hacer para tocar el piano? Eso implica práctica, un método, una forma de actuación. En este momento, cuando usted me pregunta «cómo», vuelve al viejo patrón de experiencia, conocimiento, memoria, pensamiento, acción.
Entonces, ¿podemos distanciarnos del «cómo» por un momento y observar la mente o el cerebro? ¿Se puede producir una observación pura de ello, lo cual no es análisis? La observación es totalmente diferente del análisis. En el análisis siempre existe la búsqueda de una causa; está el analizador y lo analizado. Esto significa que el analizador está separado de lo analizado. Esa separación es falaz; no es verdadera, ya que lo verdadero es lo que está ocurriendo ahora.
La observación está totalmente libre del análisis. ¿Es posible simplemente observar sin extraer ninguna conclusión, sin rumbo ni motivo? ¿Solamente una mirada pura y clara? Obviamente, resulta posible cuando se mira estos maravillosos árboles; eso es muy sencillo. Pero contemplar la operación del movimiento completo de la existencia, observarlo sin ninguna distorsión, es algo completamente diferente del análisis. En esa observación, todo el proceso de análisis no tiene lugar. Usted va más allá de él. Es decir, yo puedo observar ese árbol sin ninguna distorsión porque lo miro ópticamente. Ahora bien, ¿podría observar toda la actividad del miedo sin intentar averiguar la causa, o preguntarse cómo se puede acabar con él, o intentar suprimirlo o escapar de él? ¿Es posible simplemente mirar y quedarse con él, con todo el movimiento del miedo? Cuando digo quedarse con él me refiero a observar sin que ningún movimiento del pensamiento participe en mi observación. Afirmo, entonces, que con esa observación viene la atención. Esa observación es atención total. No es concentración sino atención. Es como si enfocáramos una brillante luz sobre un objeto y, con proyección de esa energía luminosa sobre ese movimiento, cesara el miedo. El análisis jamás acabará con el miedo; ustedes pueden comprobarlo. Entonces, ¿es mi mente capaz de semejante atención, que supone traer toda la energía de mi intelecto, mis emociones y nervios para mirar este movimiento del miedo sin ningún tipo de oposición, apoyo o negación?
Pupul Jayakar: En la observación surge el pensamiento y no permanece con la observación del miedo. Entonces, ¿qué es lo que ocurre con el pensamiento? ¿Uno lo aparta? ¿Qué es lo que uno hace? El pensamiento surge, lo que también es un hecho.
J. Krishnamurti: Simplemente escuche. El que está hablando no sólo explica sus miedos personales sino también los miedos de la humanidad en los que se halla esta corriente, en la que se incluye el pensamiento, el deseo, el tiempo y el deseo de acabar con él, de ir más allá de él; todo eso es el movimiento del miedo. ¿Puede contemplarlo, observando sin ningún movimiento? Cada movimiento es pensamiento.
Pupul Jayakar: Usted puede decir que el movimiento es miedo, pero en esa observación surge el pensamiento, lo cual es también un hecho.
J. Krishnamurti: Por favor, escuche. He hablado de deseo, tiempo y pensamiento. El pensamiento es tiempo y el deseo es parte del pensamiento. Usted ha mostrado el mapa completo del miedo, en el que está incluido el pensamiento. No se trata de suprimir el pensamiento; eso es imposible. He dicho que primero lo contemple. Nosotros no prestamos atención a nada. Usted acaba de decir algo sobre el pensamiento. Le he escuchado muy cuidadosamente. Estaba atendiendo a lo que usted decía. ¿Puede usted atender de la misma manera?
Pupul Jayakar: En el instante de atención, no hay pensamiento; luego, el pensamiento surge. Este es el estado de la mente. No hay ningún hacedor, porque eso es muy obvio. No es posible permanecer inmutable ni tampoco afirmar que el pensamiento no surge. Si es como un arroyo, es un arroyo que fluye.
J. Krishnamurti: ¿Estamos discutiendo sobre lo que es la observación?
Pupul Jayakar: Sí, eso estamos discutiendo. En esa observación, he planteado este problema debido a que ése es el problema de la atención, del autoconocimiento, el problema de nuestras mentes es que en la observación surge el pensamiento. Entonces, ¿qué puede hacer uno con el pensamiento?
J. Krishnamurti: Cuando en su atención surge el pensamiento, usted aparta totalmente el miedo, pero usted persigue el pensamiento. No sé si me estoy expresando con claridad. Observo el movimiento del miedo. En esa observación surge el pensamiento. El movimiento del miedo no es lo que importa sino la aparición del pensamiento y la total atención a ese pensamiento. Existe esta corriente del miedo. Dígame qué debo hacer. ¿Cómo terminaré con el miedo estando atrapado en él?; no un método, ni un sistema, ni una práctica, sino terminar con el miedo. Usted me indica que el análisis no acabará con él; eso es evidente. Entonces, ¿qué es lo que pondrá fin al miedo? ¿Una percepción del movimiento total del miedo, una percepción sin dirección?
Jagannath Upadhyaya: Usted ha hablado acerca de observar el movimiento del miedo. No puedo aceptar la distinción que ha hecho entre análisis y observación. No estoy de acuerdo con su rechazo del análisis. Sólo a través del análisis puede romperse con la estructura completa de la tradición y el peso de la memoria. Y sólo cuando se produce esa ruptura la observación es posible. De otro modo, sólo sería una mente condicionada la que estaría observando. Con su insistencia en diferenciar la observación del análisis, quizás existe la posibilidad o probabilidad de que ocurran la clase de accidentes o sucesos repentinos, de los que otras personas han hablado. Por consiguiente, habría la posibilidad de que se produjera la shaktipata, la transmisión de poderes.
Pupul Jayakar: ¿Es ésa la naturaleza de la observación del miedo? Estoy respondiendo parte de la pregunta. La observación del miedo, el verlo, el escucharlo, ¿es de la misma naturaleza que mirar un árbol, escuchar un pájaro? ¿O está usted hablándome de un escuchar y un mirar en el que hay algo más que la observación óptica? Y en caso de que hubiera algo más, ¿de qué se trata?
Achyut Patwardhan: Veo un gran peligro en lo que ha dicho Upadhyayaji. Afirma que no puede haber observación a menos que esté acompañada del análisis, y que si existe la observación sin análisis entonces esa observación puede tener que depender del despertar accidental de una súbita percepción (insight). Habla de eso como una posibilidad. Estoy de acuerdo con él en que a menos que se limpie la observación de todo análisis, es imposible que ésta se libere a sí misma de las cadenas del conceptualismo, de los procesos que hemos cultivado, procesos en los que la observación y la comprensión conceptual van juntos. Es difícil poner en funcionamiento un proceso de comprensión conceptual de manera consciente y al mismo tiempo inconscientemente. Ahora bien, la observación que no se depura de la comprensión verbal se distingue a sí misma de la pura observación. Por consiguiente, en mi opinión, resulta muy necesario establecer que el análisis es un obstáculo para la observación. Debemos ver como un hecho que el análisis evita que observemos.
J. Krishnamurti: Señor, ¿podemos entender con claridad que el observador es lo observado? Observo ese árbol, pero no soy ese árbol. Observo varias reacciones como la codicia, la envidia y otras. ¿Está el observador separado de la codicia? El propio observador es lo observado, o sea, la codicia. ¿Está claro, no intelectualmente, sino de hecho, que podemos ver la verdad de ello como una profunda realidad, una verdad que es absoluta? Cuando se produce una observación semejante, el observador es el pasado. Y cuando observo ese árbol, todas las pasadas asociaciones con ese árbol se hacen realidad. Le puedo llamar roble o lo que sea; me puede gustar o no. Ahora, cuando observo el miedo, ese miedo soy yo. No estoy separado de ese miedo. Así pues, el observador es lo observado. En esa observación no existe un observador que observa, porque sólo está el hecho: el miedo soy yo, no estoy separado de él. Entonces, ¿cuál es la necesidad del análisis? En esa observación, si es realmente una observación pura, se revela todo; y yo puedo, lógicamente, explicarlo todo partiendo de esa observación sin análisis.
No tenemos las ideas muy claras en esa cuestión concreta de si el pensador es el pensamiento, el experimentador es la experiencia. Cuando el experimentador experimenta algo nuevo, lo reconoce. Yo experimento algo. Para darle un sentido, debo acudir a los registros de mis experiencias anteriores; debo recordar la naturaleza de esa experiencia. Por lo tanto, la estoy situando fuera de mí. Pero cuando me doy cuenta de que el que experimenta, el que piensa, el que analiza, es lo analizado, es el pensamiento, es la experiencia, en esa percepción, en esa observación, no hay división ni conflicto. Por consiguiente, cuando usted reconoce la verdad de ello, puede explicar lógicamente toda la secuencia.
Vayamos más despacio. Me encuentro enojado. En ese momento de enojo no existe ningún «yo», sólo esa reacción que llamamos enojo. Un segundo más tarde, digo «yo he estado enojado». Ya he separado el enojo de mí.
Pupul Jayakar: Sí.
J. Krishnamurti: Por lo tanto, la he separado un momento después; está mi «yo» y está la ira. Entonces, la suprimo, la racionalizo. Ya he dividido una reacción que soy yo, en «yo» y «no yo», y entonces todo el conflicto comienza. Mientras la ira sea yo, estaré lleno de reacciones, ¿no es cierto? Eso es obvio. Yo soy ira. ¿Qué es lo que ocurre entonces? Antes, malgasté energía analizando, suprimiendo, estando en conflicto con la ira. Ahora, esa energía está concentrada, no hay pérdida de energía. Con esa energía, que es atención, mantengo esta reacción llamada miedo. No me aparto de eso, porque yo soy eso. Entonces, dado que yo he traído toda mi energía hacia eso, ese hecho llamado miedo desaparece.
Ustedes querían averiguar de qué forma puede el miedo terminar. Se lo he mostrado. Mientras exista una división entre ustedes y el miedo, éste continuará. Como los árabes y los judíos, los hindúes y los musulmanes, mientras esa división exista deberá haber conflicto.
Pupul Jayakar: Pero, señor, ¿quién es el que observa?
J. Krishnamurti: No existe el que observa. Lo único que existe es el estado de observación.
Pupul Jayakar: ¿Surge éste de un modo espontáneo?
J. Krishnamurti: Entonces, usted me ha dicho que no es análisis, que no es esto, que no es aquello, y yo lo descarto. No digo que lo discutiré; descarto eso. Mi mente está libre de todos los procesos de pensamiento analíticos y conceptuales. Mi mente está escuchando el hecho de que el observador es lo observado.
Pupul Jayakar: Vea señor, hay dos aspectos en esto. Uno es que cuando alguien observa, cuando se produce la observación de la mente, uno ve su extraordinario movimiento. Está más allá del control de cualquiera o incluso de la capacidad de darle una dirección. Está ahí. En ese estado, como usted dice, es cuando se presta atención al miedo.
J. Krishnamurti: Que es toda la energía que usted tiene...
Pupul Jayakar: Lo que significa de hecho, llevar toda la atención sobre algo que esté en movimiento. Cuando nos hacemos una pregunta en nuestra mente, la respuesta surge de inmediato. Las respuestas no surgen en su mente porque usted la retiene. Ahora bien ¿qué es lo que le da la capacidad de retener conscientemente el miedo? No creo que nosotros tengamos esa capacidad.
J. Krishnamurti: No creo que se trate de una cuestión de capacidad. No lo sé. ¿Qué es capacidad?
Pupul Jayakar: Descartemos la palabra «capacidad». Hay una retención del miedo.
J. Krishnamurti: Eso es todo.
Pupul Jayakar: Es decir, este movimiento que es fluido se vuelve inmóvil.
J. Krishnamurti: Así es.
Pupul Jayakar: El miedo se acaba. A nosotros no nos ocurre eso.
J. Krishnamurti: ¿Podemos discutir un hecho? ¿Podemos retener algo en nuestras mentes durante unos breves segundos o durante un minuto? ¿Lo que sea? Yo amo; ¿puedo permanecer con ese sentimiento, esa belleza, esa claridad que el amor me brinda? ¿Puedo retenerlo? No decir qué es o deja de ser el amor, sino simplemente retenerlo, como una vasija que contiene agua. Todos ustedes son escépticos. Vean, cuando se tiene una percepción súbita (insight) del miedo, el miedo desaparece. La percepción no implica análisis, tiempo, recuerdo, nada de eso. Se trata de una percepción inmediata de algo. Nosotros la tenemos. A menudo experimentamos esa sensación de claridad respecto a algo. ¿Resulta todo eso teórico?
Jagannath Upadhyaya: Señor, encuentro que cuando usted habla de claridad, existe ese momento de claridad. Acepto eso. Pero debe ser el resultado de algo que ocurre. Se debe mover de periodo en periodo, de nivel en nivel. Mi claridad no puede ser la misma que la suya.
J. Krishnamurti: Señor, la claridad es claridad, no es suya ni mía. La inteligencia no es suya ni mía.
Pupul Jayakar: Señor, me gustaría abordar un tema diferente. Empezaré con la siguiente afirmación: cuando se observa el movimiento de la mente, no hay ningún momento en el que pueda decir que se ha observado de un modo total y que se ha concluido.
J. Krishnamurti: Nunca se puede afirmar eso.
Pupul Jayakar: Entonces, usted está hablando de una observación que es un estado del ser, es decir, nos movemos observando, nuestra vida es una vida de observación...
J. Krishnamurti: Si, eso es correcto.
Pupul Jayakar: De esa observación, surge la acción, surge el análisis, brota la sabiduría. ¿Es eso observar? Desgraciadamente, después de observar entramos en la esfera de la no observación y, por lo tanto, este proceso dual se mantiene siempre en movimiento. Ninguno de nosotros sabe qué es ese observar. Ninguno de nosotros puede decir que sabe en qué consiste una vida de observación.
J. Krishnamurti: No. Pienso que es muy sencillo. ¿No puede usted observar a una persona sin ningún prejuicio?
Pupul Jayakar: Sí.
J. Krishnamurti: ¿Sin ningún concepto? ¿Qué es lo que se ve implicado en esa observación? Usted me observa o yo le observo a usted. ¿De qué forma observa? ¿Cómo me mira? ¿Cuál es su reacción ante esa observación?
Pupul Jayakar: Le observo con toda la energía que poseo. No, señor, esto se vuelve muy personal. Por lo tanto, no proseguiré.
J. Krishnamurti: De modo que me alejo de ello.
Pupul Jayakar: No podría decir que no sé qué es encontrarse en un estado de observación sin el observador.
J. Krishnamurti: ¿Podemos tomar este ejemplo? Supongamos que estoy casado. He vivido con mi esposa durante cierto número de años. Guardo todos los recuerdos de esos cinco o de esos veinte años. ¿De qué forma la miro? Dígame. Estoy casado con ella; he convivido con ella, sexualmente y en todos los aspectos. Cuando la veo por la mañana, ¿de qué forma la miro? ¿Cuál es mi reacción? ¿La miro de nuevo como si fuera la primera vez o la miro con todos mis recuerdos que se agolpan en mi mente?
Interlocutor: Cualquiera de las opciones es posible.
J. Krishnamurti: Todo es posible, pero ¿qué es lo que realmente ocurre? ¿Miro algo por primera vez? Cuando miro a la luna, la luna nueva que aparece con la estrella vespertina, ¿la contemplo como si no la hubiera visto nunca anteriormente? La maravilla, la belleza, la luz, ¿miro algo como si se tratara de la primera vez?
Interlocutor: ¿Podemos morir a nuestros oyeres y a nuestro pasado?
J. Krishnamurti: Sí, señor. Siempre estamos mirando con la carga del pasado. Por lo tanto, no existe un verdadero mirar. Esto es muy importante. Cuando yo miro a mi mujer, no la contemplo como pude haberlo hecho la primera vez que la vi. Mi cerebro está atrapado por los recuerdos sobre ella o sobre esto o aquello. De modo que siempre estoy mirando desde el pasado. ¿Resulta posible mirar a la luna, a la estrella vespertina, como si fuera la primera vez, sin todas las asociaciones ligadas a ellas? ¿Podemos ver el atardecer que he visto en América, en Inglaterra, en Italia y así sucesivamente, como si fuera la primera vez? No diga «sí». Eso significa que mi cerebro no está registrando los atardeceres previos que conocí.
Interlocutor: Es muy extraño. ¿Cómo se puede saber si es así? Me está preguntando si puedo ver la luna y la estrella vespertina. Quizás sea el recuerdo de la primera vez lo que le empuja a mirar.
J. Krishnamurti: Sé lo que pregunta y eso nos lleva a otra pregunta. Estoy preguntando, si es posible no registrar, excepto cuando es absolutamente necesario. ¿Por qué debo registrar el insulto o el halago que quizás he recibido esta mañana? Ambos son lo mismo. Usted me halaga diciendo que es una buena charla, o ella aparece y me dice que soy un idiota. ¿Por qué debo registrar todo esto?
Pupul Jayakar: Me está preguntando como si afirmara que tenemos la opción de registrar o no.
J. Krishnamurti: No hay opción. Le estoy planteando una pregunta para investigar. El cerebro ha estado registrando esta mañana la visión de la ardilla sobre la pared, las cometas volando, todo lo que usted mencionó durante nuestra charla del almuerzo, de manera que es como el disco de un gramófono que suena una y otra vez. La mente se encuentra permanentemente ocupada ¿no es así? Ahora bien, en esa ocupación, no se puede escuchar; no se puede ver claramente. De modo que hay que plantearse por qué el cerebro está ocupado. Yo estoy ocupado con dios, aquél lo está con el sexo, ella con su marido, el otro con el poder, con la posición, con la política, con la inteligencia, etc. ¿Por qué? ¿Es que cuando el cerebro no está ocupado existe el miedo de no ser nada? ¿Es porque la ocupación me da una sensación de estar vivo? Pero si no estoy ocupado, digo que me encuentro perdido. ¿Es esa la razón por la que estamos ocupados desde la mañana hasta la noche? ¿O se trata de un hábito, que se agudiza? Esta ocupación está destruyendo el cerebro y convirtiéndolo en algo mecánico. Ahora bien, ¿ve uno que está realmente ocupado? Y al verlo, ¿permanece con ello, sin decir «no quiero estar ocupado, porque no resulta beneficioso para el cerebro»? ¿Puede simplemente ver que está ocupado? Mire lo que ocurre entonces.
Cuando hay ocupación, no queda espacio en la mente. Soy la acumulación de todas las experiencias de la humanidad. Yo soy la historia de toda la humanidad, si sé cómo leer mi propio libro. Estamos muy condicionados con esta idea de que somos todos individuos separados, de que todos poseemos cerebros separados y de que estos cerebros con su actividad egocéntrica van a renacer una y otra vez. Cuestiono totalmente el concepto de que soy un individuo, de que soy lo colectivo. Yo soy la humanidad, no lo colectivo.
Jiddu Krishnamurti
El Futuro del Hombre - Parte 3
Seminario en Nueva Delhi, 5 de Noviembre de 1981
Jiddu Krishnamurti, Camino de la Inteligencia. Pensamiento, observación.
The Way of Intelligence 1978-1982. Jiddu Krishnamurti en español.