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Cartas a las Escuelas

15 de octubre de 1982

Como dijimos, la educación no sólo debe ser eficiente en las disciplinas académicas, sino que también debe explorar el condicionamiento en la conducta humana. Esta conducta es el resultado de muchos, muchos siglos de miedo, ansiedad, conflicto y búsqueda de seguridad, tanto interna como externamente, tanto biológica como psicológicamente. El cerebro está condicionado por estos procesos. El cerebro es el resultado de la evolución, que es tiempo. Nosotros somos la consecuencia de este pasado que se ha acumulado tanto religiosamente como en nuestra vida cotidiana, y este pasado se basa en la recompensa y el castigo, igual que en un animal, un perro, cuando se le adiestra. Nuestro cerebro es un instrumento extraordinario de enorme energía y capacidad. Miren lo que ha hecho en el mundo exterior, en el mundo que nos rodea. Lo ha dividido en diversas razas, religiones y nacionalidades. Ha hecho esto para tener seguridad. Ha buscado esta seguridad en el aislamiento religioso, político y económico, en la unidad de la familia, en las pequeñas comunidades y asociaciones. Ha buscado esta reacción protectora en las organizaciones y en las clases gobernantes.

El nacionalismo ha sido una de las principales causas de la guerra. Nuestros políticos se interesan en mantener el nacionalismo con su economía, y de ese modo practican el aislamiento. Donde hay aislamiento, tiene que haber oposición, agresión; y la buena relación con otras naciones parece ser el comercio, el intercambio de armamentos, el equilibrio del poder y la conservación del poder en pocas manos. Éstos son nuestros gobiernos, ya sean totalitarios o democráticos. Hemos tratado de producir orden en nuestra sociedad mediante la acción política, y así nos hemos vuelto dependientes de los políticos. ¿Por qué los políticos han llegado a ser tan extraordinariamente importantes como los gurús, como los líderes religiosos? ¿Será porque siempre hemos dependido de agentes externos, de fuerzas externas para poner nuestra casa en orden, para controlar y moldear nuestras vidas? La autoridad externa de un gobierno, la autoridad de nuestros padres, de cualquier forma de dirigente especializado, parece darnos alguna esperanza para el futuro. Esto forma parte de nuestras tradiciones de dependencia y aceptación. Ésta ha sido la tradición largamente acumulada que ha condicionado nuestro cerebro. La educación ha aceptado sus métodos, y así el cerebro se ha vuelto mecánico y repetitivo.

¿No es, acaso, función del educador comprender la tremenda energía acumulada del pasado, aunque sin negar su necesidad en ciertas áreas de nuestra vida? Como educadores nos interesa producir el florecimiento de un buen ser humano, ¿no es así? Esto no es posible cuando el pasado, por modificado que esté, continúa ahí. ¿Cuáles son, entonces, los factores de nuestro condicionamiento? ¿Qué es lo que está siendo condicionado, y quién es el que produce el condicionamiento? Cuando formulamos esta pregunta, ¿percibimos nuestro actual condicionamiento y desde esa percepción formulamos la pregunta, que entonces tiene una gran vitalidad? ¿O estamos formulando una pregunta teórica, problemática? No nos interesan de ningún modo las preguntas hipotéticas; estamos tratando con realidades - la existencia real, lo que es. Nos preguntamos cuál es la causa de este estado que revelan los seres humanos. Puede haber una sola causa o puede haber muchas causas. Muchos arroyos pequeños entregan sus aguas a un río grande. La profundidad, el volumen y la belleza son sumamente importantes, no el seguir cada pequeño arroyo hasta su origen. De modo que en nuestra investigación nos interesa la totalidad de nuestra existencia, no un fragmento particular de ella. Sólo cuando comprendemos la inmensidad de la vida con sus complejidades, podemos preguntarnos cuál es la causa de nuestro condicionamiento.

Uno siente que primero es necesario comprender, no verbalmente o intelectualmente, sino percibir que la vida es la mujer, el hombre, el niño, los animales, el río, el cielo y el bosque - la totalidad de ello. Percibir esto, no tener la idea de ello, sino ver su inmensidad y belleza. Si no captamos la significación de esto - que todo el vasto movimiento de la vida es un movimiento único - cuando preguntamos cuál es la causa del condicionamiento, producimos la fragmentación de la vida.

De modo que, en primer lugar, nos damos cuenta de que este movimiento de los cielos, la tierra, la existencia humana, es indivisible. Sólo después llegamos a lo particular. Cuando los cielos, la tierra y los seres humanos son un solo y vasto proceso unitario, entonces la investigación sobre la causa de nuestro condicionamiento ya no es fragmentaria, divisiva. Entonces podemos preguntarnos cuál es la causa; la pregunta tiene entonces profundidad y belleza.

Para descubrir la causa, debemos movernos juntos e inquirir en la naturaleza y estructura del ser humano. Aparte de lo biológico, de lo orgánico, que si se deja actuar por sí mismo tiene su propia inteligencia natural, sus propias reacciones protectoras, está todo el campo psicológico - las respuestas internas, las heridas internas, los temores, las contradicciones, los placeres pasajeros y la carga del dolor. Esta psiquis, cuando es desordenada, confusa, afecta naturalmente la existencia biológica. Entonces la enfermedad es psicosomática. Estamos interesados, ¿no es así?, en la exploración de nuestra naturaleza interna, que es muy compleja. Esta exploración implica realmente educarnos a nosotros mismos - no cambiar ‘lo que es’, sino comprenderlo. Es importante que también esto se capte, que vivamos con ello. Es mucho, mucho más importante que ‘lo que debería ser’. La comprensión de lo que realmente somos, es mucho más esencial que trascender lo que somos. Somos el contenido de nuestra conciencia. Nuestra conciencia es muy compleja, pero su sustancia misma es movimiento. Esto debe comprenderse claramente - que no estamos tratando con teorías, hipótesis o ideales, sino con nuestra propia y real existencia cotidiana.

Cartas a las Escuelas

15 de octubre de 1982

Jiddu Krishnamurti, Cartas a las Escuelas. Textos libros conversaciones filosofía. Letters to Schools 1978...1983. Jiddu Krishnamurti en español.

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